viernes, 20 de febrero de 2015

Bitxarracu (2015)


 Segunda y última cena que hacemos con motivo de la ruta del bacalao de este año, y en esta ocasión aprovechamos para descubrir y conocer uno de los restaurantes cuya apertura ha hecho gastar más tinta (de la de verdad y sobre todo virtual) en los últimos tiempos, el Bitxarracu de la calle Valencia, con la participación, asesoramiento o lo que sea de Víctor Quintillà, estrellado chef de La Lluerna de Santa Coloma de Gramenet.
 Había leído algunos comentarios no demasiado halagüeños respecto al tamaño de las raciones por lo que decidimos completar su menú propuesto para esta edición de la ruta del bacalao con alguna tapa más, incluida una de las sugerencias del día cantada a pie de mesa por el eficiente, solícito y amable servicio, algo a destacar en los tiempos que corren y más en el centro de nuestra querida ciudad. Como somos algo tragaldabas, y la verdad es que todo tiene bastante buena pinta, nos hubiéramos animado a pedir aún más cosas, pero nuestro camarero nos aconsejó que lo dejáramos ahí, y suerte que le hicimos caso porque llegamos bastante apurados a los postres.
 Como suele ser habitual, en nuestra mesa nos esperaba un folleto con el menú que íbamos a tomar, y para los que como nosotros no tuvieran suficiente, los manteles de papel individuales hacen también de carta y los podéis ver al final de todo.

 Para empezar casi a modo de aperitivo pedimos unas croquetas de ceps y foie, de textura cremosa y muy sabrosas, nos gustaron mucho.

 La mayoría de las entregas del menú (de hecho todas menos los postres) nos las sirvieron en platos para compartir entre dos personas, lo que provocó alguna que otra dificultad en nuestra mesa dado lo manazas que somos. Empezamos con la brandada de bacalao con almendras, pasas y espinacas, en la que bajo todos esos complementos, y a los que aún hay que añadir un poco de tomate, se puede entrever la densa y suculenta brandada, bien matizada por sus acompañantes.

 Nos sirvieron también una muy buena focaccia de aceite, tanto que casi parecía una herejía utilizarla para rebañar los platos, suerte que no le prestamos mucha atención a esos temas religiosos y dimos buena cuenta de ella untando o a palo seco. Una vez dicho eso, yo prefiero el pan pan, el de siempre, el de toda la vida, conservador que es uno a veces.

 Seguimos con la causa limeña que anunciaban de atún y aguacate, y que a nuestra mesa llegó con el pescado cambiado por salmón, y que ahora veo que en la carta es lo que proponen. No sé si fue un fallo del restaurante al comunicar el menú a los de la ruta, o de los de la ruta al transcribirlo y la verdad es que no tiene mayor importancia, pero son detalles que convendría cuidar un poco más. Si vamos a lo que importa, la causa limeña es una elaboración muy típica de la cocina peruana, a base de puré de patata y que admite variadas opciones. En este caso el aguacate aportaba un toque diferente al puré y combinaba bien con el salmón, y a destacar el punto crocante y picante de la cebolla roja cruda que coronaba el conjunto.

 Llegábamos a la enjundia del menú y estaba tan inmerso en disfrutar de la comida y de la compañía que cuando quise acordarme de fotografiar el plato de bacalao confitado a la llauna ya sólo quedaban algunos de los garbanzos que le hacían de guarnición, por lo que me tendréis que perdonar y fiaros de mi triste y simplona explicación. Nos habían traído un trozo de bacalao a cada uno, ni de gran tamaño ni de gran grosor, pero suficiente para un menú como este, que estaba confitado en lugar de frito (que es la forma habitual de elaborarlo), y con garbanzos sustituyendo a las más clásicas judías, pero no estaba nada mal esta versión actualizada de la receta tradicional. Estupenda la salsita con obligada presencia del pimentón y que obligó a pedir más pan para poder disfrutarla por completo.

 La última entrega salada del menú era la butifarra brisa de Cal Nen esparracada con setas y puré de patatas (en la foto la ración para 2 personas), que más que esparracada estaba cortada en trozos tirando a grandes. Una muy buena butifarra con un gusto algo diferente al habitual, bien acompañada por las setas, el suculento y denso puré de patata y un espectacular jugo de rustido. Muy rico plato.

 El otro plato, además de las croquetas del inicio, que pedimos fuera del menú fue este guiso de tripa de bacalao con judías y butifarra negra, una de las sugerencias del día que vino presentada en una de esas cazuelitas que están tan de moda últimamente. Un guiso contundente y muy sabroso, con una salsa de textura casi pegajosa que terminó con las ya menguadas existencias de pan que nos quedaban. Otro plato que triunfó a lo grande en nuestra mesa.

 El postre era una espuma de yogurt con fresas en una combinación clásica que me gusta mucho y que suelo pedir cuando me es posible, así que al menos a mí me acertaron el postre.

 Para beber nos tomamos las dos botellas de Inedit que incluía el menú y además una botella de agua, que con las croquetas el guiso de tripa de bacalao y la ronda de cafés hizo subir la cuenta desde los iniciales 21 euros a los que se anunciaba el menú hasta algo más de 26 € por persona, un precio bastante moderado para estos tiempos que corren, y más dado lo mucho y bien que comimos esa noche. A destacar los precios "normales" de elementos suplementarios como los cafés, a 1'10€ el café solo, 1'20€ el café con hielo y 1'60 el carajillo de Baileys, nada que ver con lo vivido (¡y pagado!) en experiencias anteriores, como por ejemplo en Casa Dario, donde nos clavaron 4'40 por el carajillo.

 En el mantel sin abrir aparecen a la izquierda y bajo el apartado de croquetas, los dos menús de tapas que ofrecen a precios más que competitivos, a 15 y 20 euros, y que incluyen pan y una bebida. A la derecha está el apartado de bebidas.


 La parte plegada de la carta-mantel esconde la comida propiamente dicha, dividida en varios apartados, a precios bastante comedidos, y aunque no es excesivamente amplia creo que resulta suficientemente variada y atractiva.


Bitxarracu Gastrobar
http://www.bitxarracu.com/
C/ Valencia 212
08011 Barcelona
93 114 84 44 (obligatorio reservar sobre todo en fin de semana)
de 13 a 23 h (excepto domingos y lunes)

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