Como en la ocasión anterior me enteré, y eso gracias a un amigo, de la celebración de la 7º edición de la ruta "De tapes per Barcelona" con nula antelación, de hecho el mismo día que empezaba a última hora de la tarde. En esta ocasión han ampliado la duración del evento a nada más y nada menos que ¡19 días!, e incluyendo tres fines de semana, lo que supongo que nos permitirá tomarnos las cosas con más calma a todos y puede que hasta evite las engorrosas aglomeraciones de otras veces. Otro aspecto a destacar es que ha vuelto a aumentar la cantidad de locales participantes ya que en esta séptima edición su número alcanza los 77, aunque en el plano de papel únicamente aparecen 76, supongo que será una incorporación de última hora. Aprovechando la cercanía a mi hogar de uno de los bares participantes en el certamen decidí acercarme antes de cenar para obtener el mapa de esta edición, con el listado y el mapa de los locales para organizar un poco nuestras rutas de días venideros.
Se trata de un ya viejo conocido de esta ruta de tapas, el Can Ganassa, en la plaza de la Barceloneta, que vuelve a ofrecer una tapa sencilla pero contundente, un guiso de chipirones con morcilla servido en una cantidad importante. No es que sea muy creativo pero está muy rico, ¡y encima te ponen pan para mojar!
La foto está hecha con el móvil, ¡mi móvil!, de ahí la pobre calidad de la imagen.
La foto está hecha con el móvil, ¡mi móvil!, de ahí la pobre calidad de la imagen.
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En este local del grupo de El Reloj, que da la impresión de estar abierto siempre, pudimos probar su "Bollito relleno de queso y huevo de codorniz acompañado de jamón serrano". El bollito era en realidad un buen mini-panecillo crujiente y contrastaba realmente bien con su relleno casi líquido. El jamón, bueno sin pasarse, daba la impresión que estaba por allí porque les pareció que si no la tapa sería muy pequeña.
Tras esperar un rato a que amainase la tormenta que regaba en esos momentos Barcelona, fuimos hasta el otro lado del remozado mercado del Borne, a uno de los descubrimientos de la edición anterior, el Llamber, donde nos ofrecieron su "Preñao de gochu", un estupendo chusco de pan vaciado de parte de su miga y rellenado con un guiso de carrilleras de cerdo (gochu en asturiano), muy rico.
Dada la oscuridad reinante en la barra del restaurante, activé el flash de la cámara con los resultados ya habituales, y es que supongo que algún día aprenderé a hacer fotos como Dios manda pero hasta entonces hay que conformarse con lo que hay.
Haciendo algo de tiempo para esperar al cuarto mosquetero de nuestro escuadrón decidimos ir al paseo del Borne, al Sandwich&Friends, ya que ofrecían la misma tapa que en la edición anterior y nuestro amigo ya la había probado. Se trata de una mini-hamburguesa de ternera con cebolla caramelizada y salsa de de queso de cabra, suculenta pero aburrida por la repetición.
En la placita de delante de la iglesia de Santa María del Mar, se completó nuestro grupo, en un local con el mismo nombre que la iglesia, creo que de reciente apertura (o al menos antes no se llamaba así), y donde, en una alarde de imaginación, llamaron a su tapa con el opaco nombre de "Delicatessen del chef". En realidad estaba muy buena, y era un montadito de láminas de pulpo con pimiento, cebolla y un tomatito asados.
Subimos hasta la calle Carders, al Alsur Café del Borne, para catar su "Arepita de sobrasada y brie", que no estaba mal, pero al ser una combinación tan clásica nos pareció un paso atrás respecto a su tapa de la edición anterior.
Al lado del mercado de Santa Catalina se encuentra el Blau Cucina e Caffé, una pequeña pizzería italiana que tampoco se rompió los cascos pensando y ofreció la misma tapa que en la sexta edición, una especie de pizza de masa hojaldrada con jamón York y queso scamorza. Resultona sin más.
Otro local que repitió tapa fue La Taverna del Bisbe, con su "Tataki de atún rojo", con coulis de mermelada de tomate y cítricos, muy buena, claro.
Los que en cada edición suelen tirar de imaginación y de creatividad y se esfuerzan por ofrecer cada año tapas elaboradas son sus vecinos de El Cafè d'en Víctor. En esta ocasión se trataba de una lionesa rellena de brandada de bacalao acompañada por un taco de atún, unas hojas de espinacas frescas y una salsa con jengibre confitado, de lo más adictiva sobre todo si te gusta el particular sabor del jengibre. Fabulosa.
A la vuelta de la manzana está La Gloria, otro local del grupo El Reloj, que presentaba unos pies de cerdo deshuesados con samfaina, y que personalmente me gustaron bastante, y eso que no soy muy amigo de esos gelatinosos apéndices porcinos.
Cruzando la Via Layetana se encuentra el hotel Central, en cuyo bar pudimos degustar su versión de la ensaladilla rusa con ventresca de atún, que si bien en un principio no nos llamaba demasiado la atención, luego nos sorprendió y agradó por los toques punzantes que aportaban las alcaparras encurtidas y la presencia de unas estupendas aceitunas (¿tal vez de Kalamata?). Donde no nos pusimos de acuerdo fue en alabar o denostar la textura de las verduras, un poco justas de cocción, casi podríamos decir que al dente. A mi me gustaron mucho, y también el recipiente en el que nos la sirvieron.
Volvimos a cruzar la Via Layetana para acudir a La Cala del Vermut 2 donde nos peleamos con unos montaditos con pimientos rellenos de brandada de bacalao y una especie de salsa cocktail. Y digo que nos peleamos porque nos los sirvieron como veis, sin cubiertos, y su ingesta fue algo complicada y bastante sucia, suerte de las servilletas de papel.
Aún intentamos hacer alguna tapa más pero ya se nos había hecho tarde y no nos fue posible, por lo que preferimos dar por terminada esta primera incursión en la ruta de tapas y optar por irnos a tomar un café y una copa antes de irnos a dormir.
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Al día siguiente ya teníamos plan para cenar pero la llamada de una pareja amiga que estaba haciendo tapas nos llevó hasta el centro para acompañarles durante un ratito. Quedamos por los alrededores de la plaza Letamendi, una zona con varios locales adheridos a esta campaña, y en concreto nos reunimos en el Tándem Café de la calle Aragón, donde pudimos probar su "Papada ibérica con langostinos y cítricos", de colorida presentación y resultado más que aceptable, todo un ejemplo de mar y montaña.
Un poco más arriba, en la calle Valencia, se encuentra The House, y allí tomamos el "Finger de queso con confitura de pera tatin", un pedazo de queso tierno cubierto por una masa crujiente y acompañado de una salsa dulce de pera y un trozo de jamón cocido para rellenar el plato. No nos entusiasmó.
En el cercano Snack Bar Piola de Enrique Granados, la tapa era un "Milhojas de patata con salmón, jamón y salsa roquefort", que a priori nos presentaba algunas dudas ante la difícil convivencia de tan potentes compañeros de viaje, pero que luego resultó una combinación excelentemente equilibrada, muy buena.
Y con esto se nos hicieron las nueve de la noche y tuvimos que partir para acudir puntualmente a nuestra cita con la mesa de un restaurante, dejando atrás barras y tapas hasta la próxima semana, o al menos así lo esperamos.
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(Como no me había llevado la cámara las fotos de ese día están hechas con el móvil, y de ahí su pobre calidad)
En el cercano Portal del Ángel se encuentra el Edelmann, otro bar ya clásico en estos certámenes, que presentaba una "Brocheta de solomillo ibérico" con salsa barbacoa, en la que un par de trozos de la citada carne flanqueaban a un pimiento del Padrón sobre unas patatas fritas del tipo rejilla. Sencillo y nada creativo pero muy resultón.
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No esperamos mucho ya que el miércoles 16 salimos a cenar y decidimos hacer el aperitivo a base de la tapa de un local cercano a nuestro restaurante de esa noche. Para ello acudimos al Fantástico de la calle Paris en el que anunciaban un "Coulant de morcilla y compota de manzana", aunque más que un coulant se trataba de un buen trozo de morcilla a la que la citada compota le hacía de salsa. Bien sin más.
A mis acompañantes les hizo gracia probar la tapa del Set de Gòtic que yo ya había tomado el lunes, y como soy así de bueno, volví sobre mis pasos para darles gusto. Salvo la ocasión de hacer una foto mucho mejor con la cámara que seguramente agradeceréis, no tengo nada más que añadir a lo ya dicho en su momento sobre esta tapa. En todo caso se trata de un local a tener muy en cuenta para posteriores incursiones por la zona.
Cruzamos las Ramblas y esquivamos una manifestación para llegar al Candela Raval, detrás de la nueva Filmoteca, donde pudimos probar su tapa de "Solomillo ibérico", un montadito con una buena tajada de lomo de cerdo con cebolla caramelizada y un toque de mostaza. Una combinación clásica y bien ejecutada.
Otro sitio que acostumbra a cumplir con creces es el Sésamo, ya cerca de la ronda, que suele presentar tapas vegetarianas (o casi) y, a ojos de un carnívoro como yo, no sólo no se quedan atrás sino que adelantan a la mayoría de sus competidores. En esta edición presentaban una tapa llamada "Entre funky e higo", consistente en un higo tibio relleno de queso brie, con una salsa de reducción de cerveza y polvo de setas. Como ya he dicho antes no soy muy amigo de los higos pero a pesar de ello me gustó la combinación.
El primero que visitamos fue el bar Victoria y su "Salpicón de gambas", en la que nos sirvieron una buena ración de este típico plato frío con bastantes trozos de sucedáneo de cangrejo y gambas, y bien aliñada, con una vinagreta ligada.
Muy cerca está La Cabaña de los Ángeles, que de segundo plato de este "menú clásico", nos ofrecieron una "Piruleta catalana", un buen trozo de butifarra enrollada en forma de espiral sobre una rebanada de pan de payés tostado y acompañada por un alioli más que decente.
Este par de tapas, además de estar bastante buenas, consiguieron aplacar del todo nuestro apetito por su tamaño contundente, algo que ya echábamos en falta tras la sucesión de bocaditos, suculentos sí pero pequeños, que suelen componer esta ruta.
Al lado se encuentra la cervecería Castilla, que ya visitamos en la pasada edición fuera de concurso y que esta vez se había apuntado. La lástima es que llegamos fuera del horario en el que ofrecían la tapa y no pudimos probar su "Burrito de pollo" con mayonesa de wasabi, que nos apetecía mucho. En su lugar y como en la anterior ocasión nos resarcimos con una oferta similar de cerveza y empanada por 2,50 € que tienen todo el año. Se puede elegir entre la de tomate y mozzarella, la de pollo y la de carne, estas dos últimas pueden ser picantes o no, todas muy buenas.
Y con esto dimos por finalizado nuestro periplo "taperil" por ese día, y visto lo visto, ya que no volvimos a hacer más tapas, por esta séptima edición de la ruta barcelonesa de tapas. Al final yo probé 28 de las tapas presentadas al concurso, aunque repetí una y visité otro bar en el que no pude probar la suya. En esta ocasión hemos podido constatar un aumento del nivel de las tapas presentadas respecto a otras ediciones, algo que agradecemos y nos ilusiona para próximas ocasiones.
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