viernes, 20 de noviembre de 2015

El Rebedor del Racó d'en Cesc (2015 bis)


 Tras darle una oportunidad la semana anterior a un restaurante que no conocíamos (El Cercle), para esta ocasión volvimos a caminos ya trillados por nosotros en lo que se está convirtiendo en una cita fija con visos de tradición, que no es más que acudir a "El Racó d'en Cesc" cada vez que se celebra una nueva edición de la Restaurant Week. Nuestra última visita fue en marzo de este mismo año y se puede ver aquí que tal nos fue.
 Como suele ser habitual en esta casa ofrecen un menú con cuatro primeros y otros cuatro segundos a elegir, más un par de posibilidades como postre.

 La disposición de la mesa es clásica y pulida.

 Nos ofrecieron un aperitivo consistente en una mousse de gallina con manzana ácida y reducción de balsámico, en la que la base era como el interior cremoso de una croqueta, con un marcado sabor bien complementado por los toques ácidos de la manzana y el vinagre.

 Aunque luego nos sirvieron los ya clásicos panecillos individuales, empezamos con unas muy buenas tajadas de pan de payés.

 Como es habitual en nosotros, y más siendo cuatro, intentamos (y normalmente conseguimos salvo fobias y manías particulares) pedir todos los platos para así probarlos todos. Mi pareja pidió la crema de patata y jamón de jabugo, que no necesita de mucha más explicación. Sencilla y buena.

 Mi plato fue el huevo a baja temperatura con panceta, crema de patata, rúcula y trufa. Los huevos venían como rebozados y al partirlos dejaban salir su líquido interior, mezclándose lujuriosamente con la patata para servir de magnífica salsa a la panceta, crujiente por fuera y a la vez melosa por dentro. La rúcula estaba ahí para refrescar un poco esa potente combinación y la trufa era poco más que un aroma complementario. Me gustó mucho.

 La coca de sardinas marinadas y escalibada con "all i oli" ya la habíamos probado en nuestra última visita y sigue en plena forma.

 Y el cuarto y último de los primeros platos fue este tataki de atún con xatonada de anchoas y olivas que ha mejorado bastante desde el que probamos el año pasado, gracias al sencillo ajuste que ha sido poner más atún y menos lechuga, en la línea de los fichajes de la portera de Núñez, que baratos no eran pero fáciles de imaginar sí.

 Tal vez no hubiera sido mi primera elección, pero con mi manía de probarlo todo y por descarte tras ver lo que elegían mis compañeros de mesa, mi segundo plato fue la merluza con pilpil de algas y setas, que me gustó bastante y eso que no acabo de encontrarles el punto a las algas en este tipo de cocina más tradicional y lo sigo reservando en mi cabeza para platos y restaurantes más orientales. La única pega que le pondría al plato es que el pilpil era poco pilpil, esto es, la salsa no estaba nada ligada y era más parecida a un caldo, pero aun así di buena cuenta de él a base de mojar pan.

 El calamar a la plancha con cous-cous de coliflor y escabeche de encurtidos triunfó absolutamente, con un buen producto bien tratado como protagonista principal y una guarnición que hizo las delicias de unos locos de los encurtidos como nosotros, además de aportar un acertado contraste al plato.

 Los pies de cerdo rellenos de butifarra del perol con miel y oporto gustaron a quién los pidió que ya es de lo que se trata, pero a mí es de las pocas cosas que no me hacen demasiada gracia puestas en un plato así que no puedo opinar sobre ellos.

 Por último tenemos el magret de pato de bellota con risotto de cebada, con el magret como rebozado y un falso risotto de guarnición delicioso, como el que probé en nuestra anterior visita acompañando a un meloso de ternera. También nos gustó mucho.

 En los postres no hubo degustación ni nada parecido ya que los cuatro pedimos la ya clásica espuma de crema catalana con helado de caramelo, y sigue tan bien como la primera vez que la probamos.

 Para beber nos tomamos una botella de Lo Virol 2012 del Celler Cercavins, perteneciente a la D.O. Costers del Segre, una copa de Verd Albera blanco del Celler Martí Fabra, D.O. Empordà y un par de botellas de agua.
 Al final la cena nos salió por poco más de 34 euros por persona, que está muy bien dado el nivel del restaurante y lo bien tratados que nos sentimos siempre que acudimos a él, que lastimosamente no es tanto como nos gustaría por un tema de limitación de nuestro presupuesto, así que sólo nos queda aguardar a la próxima edición de la Restaurant Week en la que, lo más probable, es que nos vuelvan a ver por allí.


El Racó d'en Cesc
http://www.elracodencesc.com/
C/ Diputació 201
08011 Barcelona
93 453 23 52 // 93 451 60 02 (mejor reservar)
de 13 a 16,30 y de 20 a 24 h excepto Domingos

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