De tanto en tanto pasamos por la puerta de este restaurante chino de la calle Aribau y nos gustaba la pinta que tenía, pero unas veces por el miedo a lo desconocido y otras porque íbamos a tiro hecho por la zona, nunca habíamos entrado. Tras leer crónicas favorables en la blogosfera, el viernes pasado decidimos entrar, ¡sin reserva!, a probar si nos hacían un sitio para cenar. El local estaba bastante lleno y las mesas vacías parecían reservadas para grupos más o menos grandes, pero rápidamente nos acomodaron en una mesa para dos al lado de la cocina que, en la línea de lo que se lleva ahora, es a la vista gracias a un estrecho ventanal que recorre la pared que la separa del comedor.
Tras un buen rato, ya que en la carta hay un montón de platos apetecibles, hicimos nuestra comanda, que incluyó una botella de agua y otra de un vino blanco del Penedés llamado Temps de Flors, con una mezcla de xarel·lo, moscatel y gewurztraminer, que nos gustó mucho, y a un precio de lo más competitivo, ya que se ve por internet a unos 7€ y nos cobraron 12€, algo nada habitual en los restaurantes de nuestra ciudad, y menos en los vinos más baratos, donde se suelen aplicar márgenes que se pueden calificar de abusivos.
Para empezar pedimos las hamburguesitas de gambas con salsa de curry, con un par de ejemplares, entre hamburguesa, albóndiga y croqueta, y con una gustosa salsa. Nada mal el entrante.
Teníamos claro que íbamos a pedir algún tipo de dim sum, pero ante la variada oferta que tienen, y que en la carta dividen en los apartados de hechos al vapor, a la plancha y fritos, decidimos probar un poco de todo con el surtido de 6 piezas, con 2 de cada tipo. La verdad es que nos gustaron todos, cada uno a su manera, pero supieron a poco porque para poderlos probar todos los dos, los partimos por la mitad, con el grave perjuicio para su integridad estructural.
Seguimos con los fideos de arroz tres delicias, que estuvieron bastante bien, y que cumplieron su cometido más que sobradamente. No sorprendieron pero tampoco se esperaba que lo hiciesen.
Lo que si nos sorprendió muy positivamente fue el wok de gambas y calabacín al curry suave, con unas gambas de buen tamaño, bien secundadas por tiras de calabacín y bañadas en una versión de salsa de curry más líquida pero igual de rica que la de las hamburguesitas del inicio.
El último plato que pedimos fue el pollo Kongbao ligeramente picante, con los pequeños trozos de pollo salteados con las clásicas verduras (pimientos y cebolla) y bañados por una sabrosa y dulzona salsa. Nos gustó mucho.
Como único postre a compartir pedimos este helado de avellana con costra de chocolate que también estuvo a muy buen nivel.
Todo lo anterior más un pan chino frito para rebañar las salsas y un par de cafés con hielo para acabar, nos costaron unos 32€ por persona, que la verdad es que no nos pareció caro por lo bien que estuvimos atendidos y lo estupendamente que cenamos, aunque sí que es bastante más de lo que suele ser el coste medio en un restaurante chino. También es verdad es que éste no es un restaurante chino normal, de los llamados de barrio, sino que juega en una liga superior, tanto en ubicación como sobre todo en decoración, ya que a primera vista podría pasar por un restaurante moderno de autor, y solo la comida, parte de la vajilla y sobre todo el amable y servicial equipo humano, evidencian su origen.
Out of China
http://www.outofchinabarcelona.com/
Aribau, 112
08036 Barcelona
934 515 555 (mejor reservar)
de 13 a 16 h y de 20 a 24 excepto domingos noche y mediodías de lunes y martes
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