sábado, 2 de junio de 2018

Topik (2018)



 Teníamos de nuevo algo que celebrar y buscando un restaurante donde hacerlo, nos dimos cuenta que ya hacía más de dos años que no veníamos al Topik, con lo que, tras la pertinente reserva, allí que fuimos para remediar tamaño descuido. La verdad es que no encontramos demasiados cambios, lo cual agradecimos, ya que nos gusta el sitio tal como es, y si continúa en la misma línea, debe ser que es algo extensivo a buena parte de la población, o al menos a su público habitual.
 Tras revisar la carta, nos decantamos por el competitivo menú degustación que ofrecen a 35€, y que incluye 4 tapas, un plato de arroz, uno de pescado, otro de carne y dos postres, ya que no habíamos probado la gran mayoría de propuestas, a la vez que nos resultaron de lo más apetitoso. Existe la posibilidad de "mejorar" el arroz de erizos y ortiguillas de mar por uno de espardeñas por 6€, pero era uno de los pocos platos que conocíamos y lo recordábamos estupendo, por lo que no lo vimos necesario. La otra opción que existe y que no dudamos en aceptar era cambiar el primer postre por un plato de quesos por un suplemento de 4€. Dado que mi pareja no es muy amante de la carne roja, preguntamos la posibilidad de cambiar el plato de carne por uno de pescado que amablemente, y tras la pertinente consulta al chef, nos permitieron realizar.

 Para acompañar la teca pedimos agua y un par de copas de vino blanco, una de un verdejo llamado Menade, y que recordábamos más suave y mucho más fácil de beber, y otra de un Costers del Segre llamado Sisquella, que me pareció un poco demasiado alcohólico. Más tarde tomamos otra copa de un xarel·lo de Torelló llamado Crisalys y que nos gustó mucho más que los anteriores.

 Udón de espárragos blancos estilo tailandés: unas finas y tersas tiras de espárrago con un adictivo caldo en los que predominaba la lima y el cilantro. Muy rico.

 Terrina de cerdo y butifarra del Perol con encurtidos: una fina oblea de composición desconocida con una especie de paté y unos adecuados contrastes envinagrados. Seguimos con los sabores ácidos de los que afortunadamente somos entusiastas.

 Dim sum de gamba y caldo emulsionado con la mantequilla de las cabezas y las patas crujientes: no sé si me gustó más la gyoza rellena de gamba, las patas crujientes o el sabroso caldo del fondo, todo estupendo.

 Tartare de ventresca de atún rojo con ajo blanco y umeboshi de fresas: tremendo el tartar de atún y muy acertada la combinación con el delicado ajo blanco.

 Arroz cremoso de ortiguillas de mar y erizos: tan estupendo como lo recordábamos o incluso más, y una ración de lo más generoso aunque no lo parezca, ya que el plato era bastante hondo.

 Calamarcets shiro-dashi y sésamo: unos pequeños calamarcitos rebozados en una tempura ligera, con un cordón de salsa de sésamo y un caldo en el fondo a base de dashi, salsa de soja clara y mirin, algo similar al condimento en el que se pueden mojar las gyozas japonesas, pero mucho más claro al usar salsa de soja clara en lugar de la más habitual oscura. Me gustó mucho.

 A pesar que habíamos pedido que nos cambiaran el mollete de roast-beef por un plato de pescado, hubo una confusión y nos lo trajeron igualmente. Advertimos a nuestro camarero del error y amablemente nos lo cambiaron, pero como ya estaba allí me dejaron mi porción para que la pudiese probar. Era como una mini-burguer con un panecillo muy esponjoso y una carne muy sabrosa.

 La alternativa no cárnica fue este estupendo tataki de atún con algas y pepinillo, que hizo nuestras delicias, ya que es uno de nuestros platos preferidos. De hecho tengo claro que salimos ganando con el cambio, ¡muchas gracias!

 La tabla de quesos con la que sustituimos el primer postre eran 3 quesos que nos anunciaron que eran de vaca y catalanes, sin mucha más información. El de la izquierda era un potente queso azul, el segundo una especie de Camembert de profundo sabor y el tercero era el más suave de los tres. Les acompañaba una suave mermelada de piña. Nos gustaron mucho pero con lo que nos gustan los quesos tampoco era muy difícil de imaginar.

 Crema de almendras, fresas del bosque y amaretto: muy rico postre al que enriquecían unas hojitas de albahaca, que refrescaban acertadamente  la crema de almendras.

 La cuenta subió a poco más de 47€ por cabeza, sumando los menús más el suplemento de la tabla de quesos, las 3 copas de vino, una botella de agua (¡aunque nos bebimos dos!) y los cafés. Un precio de lo más competitivo para un menú de esta calidad, en uno de nuestros restaurantes favoritos y que esperemos no volver a tardar dos años en volver a disfrutar.

Topik
http://www.topikrestaurant.es/
València, 199
08011 Barcelona
934 51 09 23 (mejor reservar)
Domingos y lunes noche cerrado

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