sábado, 27 de julio de 2013

Can Fabes (2013)




 Acudimos por segunda vez a este afamado local de Sant Celoni, y como en la primera ocasión lo hicimos aprovechando una oferta de una conocida web de reservas, en la que pagando una pasta poco menos que indecente podíamos disfrutar de una cena en el restaurante biestrellado (eso sí, con el maridaje de vinos y demás bebidas incluidas), una noche en el diminuto hotel (¡sólo tiene 5 habitaciones!) y el desayuno del día siguiente.
 Como nosotros no solemos ir a sitios de este calibre nos impresionan hasta límites insospechados, y hasta nos apabullan un tanto, la fabulosa atención del personal, la excelencia de la cocina y el exclusivo lujo, por lo que el espíritu crítico se adormece casi por completo y pasamos a vivir la experiencia como si estuviéramos entre las nubes, disfrutando como pocas veces lo hemos hecho.


La cena

 La mesa preparada y dispuesta para dar comienzo a la velada.

 Empezamos con un muy buen cava, el mismo que ya habíamos tomado en nuestra primera visita.

 El bloque de aperitivos arranca con una loncha de butifarra catalana trufada y una porción de bull con salsa tártara. Muy buenos embutidos ambos.

 Seguimos con una chip de patata con salvia y jamón, presentadas en esta curiosa peana.

 La lámina de patata ya servida en el plato.

 Como en nuestra anterior visita nos ofrecieron realizar una degustación de panes diversos: coca de aceite, payés y de espelta. Todos estupendos y que repusieron al momento cada vez que dábamos buen cuenta de ellos.

 Desde la perfecta ubicación de nuestra mesa se podía observar el ajetreo de la cocina. En concreto, a la derecha y sin gorro, aparece el chef del restaurante, Jerome Bondaz.

 Los dos siguientes aperitivos nos los sirvieron a la vez.

 El primero eran unas láminas de pulpo sobre pan de payés remojado en jugo de pescado. Bueno pero algo escaso, y ya sé que sólo es un snack pero a veces se agradecería que fueran más grandes.

 Y el otro un refrescante pedazo de sandía con granizado de vermut.

 El primer pan que probamos fue la coca de aceite y lo acompañaron con un delicioso aceite de arbequinas, que como somos como somos, nos tuvieron que rellenar en varias ocasiones.

 A continuación llegaron los dos aperitivos siguientes, un royal (puré) de espárragos trigueros y un caracol con su sofrito. Estupendos los espárragos y, a pesar que no soy muy amante de esos bichos, me gustó también el caracol.

 En esta especie de salero que casi parece una piedra, venía un picante en polvo para añadir al caracol.

 Como entrante y una vez terminados los snacks,  nos sirvieron estas sardinas marinadas en sal con caviar de salmón, emulsión de almendras y almendras crudas, muy ricas.

 El segundo pan que nos trajeron fue el de espelta, una subespecie del trigo.

 El siguiente plato venía con una presentación suntuosa, de esas que te imaginas en las cortes reales de siglos pasados.

 Al levantar la campana metálica aparecieron las colitas de rape de Blanes con tomatito y berenjena.

 A las que se les unió la costra de oliva negra, una especie de polvo de aceitunas.

 Y por último añadieron la salsa diablo, que aunque así nos lo advirtieron, no apreciamos que picara, claro que tenemos el umbral del picante algo subido.

 En ese momento hizo su aparición en nuestras copas este vino blanco.

 Para acompañar el último plato del menú nos trajeron el pan de payés.

 El plato de carne era una pularda pochada en caldo de gallina con espinacas y setas.

 Al que el camarero añadió una cucharada de una sabrosa salsa.

 Y este fue el vino tinto que acompañó a la pularda.

 De postre nos trajeron unas pequeñas y deliciosas fresas de Girona, con albahaca y citronella, helado de vainilla y salsa de maracuyá.

 Para acompañar los cafés nos sirvieron una bandeja de petit fours que comprendía unas trufas de lavanda en los extremos, unos macarones de chocolate, unos cannelé de ron y vainilla y unos macarones de caramelo salado.

 Nos hizo gracia la variedad de objetos antiguos relacionados con la restauración y la cocina que ahora les sirven como objetos de decoración en el comedor, y en concreto este que estaba junto a la jarra del agua.


El desayuno

 A la mañana siguiente, cuando llegamos al comedor y casi nada más sentarnos nos sirvieron esta variada y magnífica ensalada de frutas.

 Además pertrecharon la mesa con varias mermeladas, mantequilla y zumo de naranja, y tomate, aceite y sal para aliñar el pan.

 En un rincón del comedor había un mostrador con diferentes quesos y embutidos para servirse uno mismo.

 Y bajo la tapa de esa especie de cestilla de mimbre se encontraban los croissants, dos normales y dos rellenos de chocolate, para acompañar a los cafés.

 Con lo que la vista general de la mesa ofrecía un aspecto tal que así. Un festín de reyes nada más levantarse a los que no estamos nada acostumbrados y que casi nos pareció excesivo, pero del que disfrutamos de lo lindo.


Can Fabes
http://www.canfabes.com
Calle de San Juan, 6, 
08470 Sant Celoni, Barcelona 
938 67 28 51
Cerrado la noche de los domingos y los lunes y los martes
(aunque tienen previsto echar el cierre el próximo 31 de Agosto)




sábado, 20 de julio de 2013

Momos (2013)



 Había pasado casi un año desde nuestra primera visita a este restaurante de Gracia, situado entre la plaza del Sol y la de la Vila, cuando por fin, y tras una multitud de oportunidades desaprovechadas, encontramos el momento de volver a él. Se trata de, como ellos mismos se definen, un restaurante de tapas con palillos, lo que en este caso quiere decir de una marcada influencia asiática. Al ser sólo dos pudimos probar muchas menos propuestas que en nuestra primera incursión, en la que habíamos aprovechado que éramos seis personas para degustar una multitud de platos, prácticamente todos con gran nivel de aceptación por nuestra parte.
 Además de la carta fija tienen algunos platos del día que sugiere el personal de sala, de ellos nos quedamos con el cebiche de pescado blanco, de sabor algo menos intenso de lo que nos suele gustar (aunque también es cierto que nosotros somos fanáticos incondicionales del limón), pero aún así de buen nivel.

 Como ya he mencionado, había pasado bastante tiempo desde nuestra anterior visita, por lo que eché mano de mis blogs de cabecera (algún día actualizaré la lista, ¡lo prometo!) para recopilar información y, sobre todo, platos recomendados. Seguramente el más loado sería la berenjena a la Shanghai, que resulta ser un oscuro guiso de la citada hortaliza aderezada con ajo y jengibre, servido en plan tacos, en unas tortitas de maíz que me parecieron más mejicanas que chinas. Estaban muy buenas y nos gustaron mucho, tanto que supieron a poco. Curioso detalle el de la pieza que mantiene cerrado el taco, hecha de zanahoria.

 Otro de los platos ineludibles en este local son los momos que le dan nombre. Se trata de las conocidas y ya típicas empanadillas orientales, que, aunque varía el nombre según el país de procedencia, son bastante similares en su elaboración ya sean gyozas japoneses, jiaozi chinos, mandu coreanos o vengan precedidas por el término más genérico, dumpling. Si queréis más ejemplos podéis acudir a San Wiki, que para eso está y es donde yo he averiguado que "momo" es el nombre que se les da en la zona del Himalaya. La primera vez que estuvimos aquí probamos las de vegetales y las de carne de cerdo y setas, por lo que para ampliar nuestra cultura "momera", en esta ocasión decidimos probar las de gambas y vegetales, que estuvieron estupendas, al mismo nivel por lo menos que el recuerdo de sus parientes. La ración son cuatro piezas pero me acordé de hacer la foto cuando ya le había hincado el diente a una.

 Supongo que por mimetismo con nuestras cenas japonesas decidimos pedir un plato de fideos, y como aquí no sirven nuestros amados y venerados yakisoba, elegimos los "chao mian Kyra", unos fideos salteados con verduras, huevo y carne de cerdo que nos convencieron completamente por su sabor aunque no tanto por el tamaño de la ración, algo exigua, y ya sé que son tapas pero aún así me pareció una cantidad escasa.

 Para terminar nos decantamos por el pato como le gusta al chef Bin, que debe ser la versión del chef residente (¿no se dice así ahora?) del típico pato laqueado o Pekín, un clásico de la cocina china. Aquí lo sirven con los ingredientes por separado para que cada uno se monte los rollitos a su gusto. En la foto se puede ver el pato laqueado cortado en juliana, al igual que la cebolleta y el pepino, y una salsa Hoisin algo más ligera de lo que al menos yo estoy acostumbrado, pero igual es que esta es casera y la que yo conocía era la versión industrial, no sé, no tengo datos para poder opinar por lo que, al contrario que cualquier buen tertuliano que se precie de serlo, lo voy a dejar aquí. Fuera del plano de la foto estaba la cesta con las obleas, casi como unas crepes muy finas, que sirven de soporte y envoltorio a todo este relleno. Nos gustaron bastante aunque personalmente eché en falta el crujiente que aporta la piel churruscadita del pato asado.

 Para beber nos tomamos una botella de agua y otra del "Més que Paraules" blanco, un vino del Pla del Bages muy resultón que ya conocíamos, y como no somos muy amigos de los postres asiáticos y tampoco teníamos demasiado sitio para ellos, terminamos la velada en este restaurante con un par de cafés con hielo. Por todo ello pagamos algo más de 30 euros por persona, que los doy por bien gastados dado lo mucho que nos gustó todo. Un sitio que apuntar en la agenda y tener muy en cuenta, sobre todo si vais a estar por la Vila de Gracia.

 No es habitual en mi añadir nada a modo de posdata a estas (mis) particulares crónicas carnívoras, pero en este caso no me puedo resistir a ello viendo la espectacular cantidad de variedad de botellas de destilados de la barra del cercano Bobby Gin, al que dado lo temprano de la hora a la que acabamos nuestro ágape, nos acercamos a  tomar el preceptivo y digestivo gintónic. Digo lo de la hora porque más tarde se pone imposible de gente que hay, y eso que no es que precisamente regalen las copas.


Momos
http://www.momosbcn.com/
C/ Martínez de la Rosa, 71
08012 Barcelona
932 185 327 (mejor ir con reserva)
de Lunes a Miércoles de 20:00 a 23:30 h. y de Jueves a Sábado de 20:00 a 24:00 h.