sábado, 23 de marzo de 2013

Bilbao (2013)


 Por segunda noche consecutiva acudíamos a la llamada del bacalao en la primera ruta del citado animalejo en Barcelona, esta vez en un clásico de Gracia, el Bilbao, un restaurante con solera, tanta que como se descuiden un poco empezará a pasar por viejuno. De todas maneras es un sitio muy agradable con un servicio profesional y atento.
 Para empezar se anunciaban buñuelos de bacalao, y nos sirvieron tres piezas completamente diferentes, desde la más cremosa que cualquiera diría que era una croqueta, hasta el más crujiente, pasando por el buñuelo más típico, todos con mucho sabor de bacalao. Buen principio.

 Para continuar llegó el tartar de bacalao con tomate, una especie de esqueixada emplatada en plan moderno y con una buena cantidad de aceite para untar pan.


 El último plato del menú monopolizado por el bacalao, fue este buen trozo a la muselina de ajo con salsa cardinale. El bacalao estaba desalado muy justo, lo que a mi ya me va, y si mezclabas bien el bocado con una buena cantidad de salsa se compensaba magníficamente, pero si lo olvidabas y sólo cogías bacalao resultaba un bocado algo fuertecillo. En todo caso cuestión de gustos, y como he dicho a mi ya me gusta que el bacalao sepa a bacalao, pero no a todos mis compañeros les pareció lo mismo.

 Los postres del menú fueron de lo más aburrido, se podía elegir entre un helado de algo que no recuerdo y un sorbete de limón, creo. Ya se ve que no se grabaron a fuego en mi memoria...


 Además de la consabida cerveza Inedit que incluía el menú, a base de patrocinar el evento supongo, bebimos algo de agua y una botella de vino tinto del que no recuerdo ni marca ni modelo, y los típicos cafés para acabar. Al final fueron algo menos de 30 euros por persona para una buena cena en un sitio al que volveremos a poco que podamos, ¡y espero que no necesitemos la excusa de otra ruta parecida!


Bilbao
https://plus.google.com/106151930856837095936/about?gl=es&hl=es
Carrer del Perill, 33
08012 Barcelona
Tel. 93 458 96 24
De lunes a sábado de 13-16 h y de 21-23 h

viernes, 22 de marzo de 2013

Chicoa (2013)




 Y seguimos disfrutando de las iniciativas del gremio de la restauración de nuestra ciudad, en esta ocasión auspiciada por el Gremi de Bacallaners, con el patrocinio de la Inédit de Damm y bajo el nombre, antaño pernicioso, de la Ruta del Bacallà, en la que una veintena de restaurantes ofrecen menús basados en ese pescado salado. Como suele ser habitual en nosotros, aprovechamos la celebración de estos eventos para conocer restaurantes que, de otro modo, sería complicado descubrir, bien sea por cuestión de especialidad, localización o, más frecuentemente, coste.
 Esta vez nos acercamos a uno de los templos del bacalao de Barcelona, el Chicoa, en la calle Aribau, y con un aspecto absolutamente tradicional, con pequeñas salas concatenadas y revestidas de madera por todas partes, un ambiente muy rústico y agradable. Cuando llegamos ya teníamos en la mesa un platillo de olivas negras, muy buenas.

 En el menú que ofrecían con motivo del evento, estaba incluida como bebida la cerveza Inédit, y en la web que miramos también el agua, aunque luego vimos en un folleto que tenían allí que no. Resulta curioso que estuviese más actualizada (o fuese más fiable) la información en el papel que en la web, que se supone que permite mayor "cintura" y modificarla al gusto, pero ya lo decía Cervantes: "cosas veredes, amigo Sancho". Con todo supongo que sería un fallo nunca achacable al restaurante y en realidad tampoco fue para tanto, pero son de esas cosas que te chocan, con lo fácil que sería cuidar un poco más estos detalles.

 El pan era del tipo barrita individual, que repusieron con presteza en cuanto se requirió. No me suele gustar este pan precongelado que llega caliente a la mesa pero he de decir que no estaba nada mal.

 El primer platillo fue esta tostadita de escalivada con bacalao ahumado, en una combinación clásica y casi siempre efectiva, y al menos en este caso lo fue, bien las verduras, bien el bacalao y muy bien el conjunto.

 Seguimos con las estupendas cocochas de bacalao gratinadas con alioli y fondo de tomate, en otra habitual elaboración del bacalao, sublimada por una magnífica ejecución.

 Para descansar de tanto bacalao y a la espera de un poco más, llegaron estos fabulosos canalones de espinacas, donde todas sus partes volvieron a estar a un gran nivel, tanto la pasta, como el relleno y el gratinado eran de los de sentar cátedra, y el conjunto de los de rebañar el plato, como así hicimos. ¡Más pan, por favor!

 Como plato principal nos sirvieron un buen trozo de morro de bacalao con samfaina, canónico en el sentido de poder servir de vara de medir, pero que tal vez supuso un pequeño bajón en el menú, no tanto por este plato en sí, sino por la sensación de pasar de platos de fiesta o de celebración a uno más de diario, más corriente, aunque eso sí, de perfecta elaboración y altísima calidad.
 Aunque pensábamos que en el menú estaba incluido un postre fijo, nos dieron a elegir de la carta. Entre la variedad de opciones los elegidos fueron, en primer lugar, la macedonia de frutas, clásica.

  Este no lo recuerdo pero parece un mató con frutos secos, aunque también podría ser una tarta de queso .

 De éste sí que me acuerdo, más que nada porque fue el que pedí yo. Era un helado de yogurt con salsa de frambuesa, rico como siempre.

 Y este era la sorpresa de chocolate, un coulant con una bola de helado servido sobre unas natillas ligeras a modo de salsa.

 Para acabar con los cafés, ¡servidos en platillos con blondas!, que yo pensaba que eran cosas de otros tiempos pero se ve que únicamente eran de locales de otro nivel al que yo estoy acostumbrado.

 Al final la cuenta reflejó los cuatro menús a 34 euros, una botella de agua y los cuatro cafés, lo que la elevó a algo menos de 38 € por persona. Personalmente me gustó mucho el sitio y me pareció un restaurante mas que recomendable y de lo mejorcito que debe existir en Barcelona en su línea, esto es, de cocina marcadamente clásica y con predominancia del bacalao. El público parecía de nivel tirando a alto excepto por los pobrecillos que íbamos a por el menú del bacalao, a los que se nos veía al primer golpe de vista, pero ojeando la carta y algún menú que tienen tampoco parece que cueste un ojo de la cara. Tendremos que volver en otras circunstancias para averiguarlo.



Chicoa
http://www.chicoa.es/
C/ Aribau,73
08036 Barcelona
93 453 11 23 (mejor reservar)
De 13.30 a 15.30 y de 20.30 a 23.30 excepto Lunes por la noche y Domingos

sábado, 16 de marzo de 2013

Fonda España (2013)

 Por tercera vez en esta edición de la Restaurant Week 2013, acudimos a un restaurante que no conocíamos, y es que sobre todo para eso, son más que interesantes propuestas como esta. En esta ocasión nos acercamos a la Fonda España, restaurante del hotel del mismo nombre situado en una calle lateral del Liceo y asesorado/gestionado por el multi-estrellado Martín Berasategui.


 Nos tocó en suerte un mesa redonda, bien dispuesta, en un salón de techos obsoletamente altos y lámparas recargadas de las de antes. Con la decoración consiguen modernizar un tanto un espacio con solera y aires de tiempos pasados. Aunque íbamos con reserva de la web que monopoliza y gestiona esta edición de la Restaurant Week, nos ofrecieron la posibilidad de optar por la carta o por su menú nocturno, algo que no hicimos casi exclusivamente por pereza, pero que visto lo sucedido a posteriori tal vez hubiera sido una buena idea.

 Nos trajeron el pan cortado en el curioso recipiente que se puede ver en la foto, una bolsa de tela alta que si no excesivamente funcional, al menos era original. Para beber optamos por una botella de Mano a Mano, un tinto 100% tempranillo de la Tierra de Castilla y una copa de vino del que no recuerdo más detalles aparte de que era blanco.

 Como aperitivo nos trajeron unas pocas pero buenas olivas. En el menú lo anunciaban como mini-aperitivo de bienvenida y uno que es algo inocente se esperaba algo más sofisticado o más elaborado, pero aun así debo decir que no estuvo mal.

 El resbalón lo pegaron con lo que en el menú venía anunciado como fideos a la cazuela con sepia y almejas y luego resultó ser lo que al menos yo conozco como una fideuá, con los citados acompañantes además de venir desagradablemente (sobre todo por lo inesperado del hecho) coloreada con tinta (negra claro), vamos que si hubieran escrito en el menú que era una fideuá negra se hubieran acercado bastante más a la realidad que con el enunciado que pusieron. Por dejarlo claro no le pongo pegas ni a la elaboración, ni al sabor ni a la presentación del plato, que en general fueron satisfactorios, si no al engaño al que nos llevo la descripción del plato y que no hubiera sido demasiado grave, si no fuera por que una de las personas que lo pidió no soporta la tinta y, para complicarlo un poco más, tampoco es nada amiga de dos de los ingredientes del otro entrante que se podía elegir. Tal vez un personal de sala algo más ágil y atento podría haber salvado la situación, pero ni se dieron por enterados cuando retiraron uno de los platos prácticamente sin tocar

 Como es lógico, el clima decayó un tanto a partir de ese momento, y sin llegar a estropear la velada si logró enturbiar el ambiente lo suficiente para no pasar a nuestro recuerdo como una gran noche, casi lo contrario.
 El otro entrante era una sopa de tomate con langostinos, perlas de mozzarella y helado de albahaca, una especie de gazpacho muy bien secundado por sus guarniciones.

 Como ya es habitual en este tipo de platos fue servido en dos tiempos, primeramente llega el plato con los acompañamientos y luego sirven en la mesa el elemento líquido.

 Para el segundo plato también teníamos dos opciones, la primera era esta hamburguesa de carrillera ibérica con parmentier y ñoquis de patata. Muy jugosa la hamburguesa gracias a un acertado punto de cocción (o de falta de ella) y estupenda la patata, tanto la servida en forma de ñoquis como el untuoso puré, y potente el jugo de carne que rompía el color del plato.

 La otra posibilidad era el tataki de atún con shiitake y brotes frescos, un taco de buen atún poco hecho y presentado sobre un clásico lecho de verduritas , también cocinadas lo justo. Buen plato sin más.

 Aquí se puede apreciar el punto de cocción del atún, prácticamente crudo. ¡Bien!
 Para los postres teníamos que escoger entre dos nada imaginativas, aunque muy correctas, propuestas, la crema catalana en su presentación más clásica...

...y el coulant de chocolate, al que servía de contrapunto térmico un helado, creo que de turrón.

 Para acabar pedimos los cafés y la cuenta, que ascendió a 35 euros por cabeza. Si no hubiera sido por el incidente de la tinta hasta nos podría haber gustado, porque el espacio es agradable y la cocina está bien ejecutada, sin llegar a ser excesivamente artificiosa. El ambiente, trufado de extranjeros supongo que con posibles, hasta puede que huéspedes del hotel anexo, pero es lo esperable si te aventuras por la zona de las Ramblas.


Fonda España
http://www.hotelespanya.com/es/fonda-espana/
C/ Sant Pau, 9-11
08001 Barcelona
935.500.010 (mejor reservar)
De 13.00 a 16.00 y de 20.00 a 23.00 excepto Domingo noche

sábado, 9 de marzo de 2013

El Racó d'en Cesc (2013)


 Continuamos aprovechando la celebracion de la Restaurant Week 2013 y acudimos a este restaurante del que teníamos pocas referencias, por no decir ninguna y que parece ser que es poco menos que un clásico de nuestra ciudad, falta de cultura gastronómica que tenemos algunos, supongo.
 Ambiente bastante clásico, como digo, tanto la decoración, la puesta en escena y hasta la indumentaria de los camareros, un sitio de los de antes, vamos.

 Excelentes panecillos que repusieron a voluntad, nuestra claro. De verdad muy buenos.

 El aperitivo era una crema de foie sobre unos dados de melocotón y un crujiente, no recuerdo de qué, que lo coronaba. Estuvo bien sin entusiasmar.


 Tras ojear la amplia carta de vinos dejamos la elección de un vino blanco en manos del sumiller, que tras escuchar nuestras preferencias, nos aconsejó este "Mas d'en Pol Blanc" del Celler Xavier Clua de la Terra Alta (19 €), que tras unas dudas iniciales acabó convenciendo. Con el tinto fuimos más a lo seguro optando por un viejo conocido, el Enate Crianza del Somontano, a 19,50 €. Decir que eran de lo más barato de la carta, con gran variedad, organizada por países y que, curioseando en ella, vimos que llegaba hasta los 1450 euros de un tinto francés (si tenéis curiosidad se puede consultar en su página web).

 En el menú que ofrecían con la oferta de la Restaurant Week había cuatro primeros y cuatro segundos a elegir. Dos de mis compañeros de mesa se decantaron por la ensalada de langostinos con mozzarela y aceite de pistachos, bien presentada y buena combinación de sabores.

 Otro de mis compañeros eligió los canelones de pollo con bechamel ligera de ceps, estupendos y que fueron los claros vencedores en el duelo de entrantes. Muy bueno el relleno, muy buena la bechamel de setas y muy bueno el jugo del rustido, resultando en un conjunto fantástico.

 Por no repetir y para probar más platos me quedaban dos opciones, el huevo a baja temperatura con panceta, parmentier de patata, rúcula y aceite de trufa, que me pareció demasiado pesado para mi apetito de esa noche, y la ensalada de foie a la plancha con frambuesas y piñones que se puede ver debajo de estas líneas, donde la espuma o aire de frambuesas tapa un filete de foie marcado a la plancha que descansa sobre un lecho de hojas variadas. Todo estaba muy bueno por separado pero no acabé de ver que los diferentes ingredientes combinarán del todo bien.

 Para ver y probar todos los segundos platos, y dado que mis acompañantes se habían repartido los otros tres, pedí el a priori menos llamativo de todos ellos, el rape al vino blanco, con dos buenos trozos de pescado en una sabrosa salsa y bien acompañado por unas almejas, un muy buen guiso de pescado al que sus competidores/compañeros de menú dejaron en peor lugar del que se merecía.

 Si los canelones ya nos habían indicado que en esta casa dominaban el recetario de la cocina catalana más clásica , con el fricandó de ternera con cerveza y setas de temporada nos demostraron  que lo bordan, ¡que fricandó!, diría aquello de que era como el de mi abuela,pero, sin querer quedar muy mal con la familia, ya le hubiera gustado a mi abuela hacer un fricandó como este, ¡de rechupete! y aunque lo probamos todos, quien pidió el plato ya ha jurado no volver a comer fricandó en otro sitio que no sea este porque dice que ya nunca será lo mismo. Otra salsa que pedía pan a kilos, soberbia.

 La merluza con escabeche de mejillones y cilantro tal vez fuera sobre el papel un plato algo más moderno, pero edificado sobre unas bases sólidas fue otro triunfazo, con una salsa de vicio (otra más) que requirió reponer nuestras provisiones de pan una vez más.

 Y por último teníamos el cordero confitado al horno con setas de temporada, presentado como si fuera una terrina y nuevamente con una salsa estupenda,  que mejoraba una ya muy buena carne, tierna y sabrosa.

 Para los postres había que elegir entre dos opciones. La primera era una sopa de frutos rojos con helado de yogurt, servida en dos tiempos, y que como se puede ver, más parecía de frutos negros por la intensidad de su color, muy buena, en una combinación de sabores clásicos y que cada día me gusta más.


 La otra posibilidad era una espuma de crema catalana con helado de caramelo, en la que una crema muy ligera cubría el helado y una especie de galletas que aportaban un acertado contrapunto de texturas. Otro gran plato.

 Al final, con los vinos, los cafés y el Iva, ya que veo que no nos cobraron el agua (¡gracias!), nos salió por algo más de 41 euros por persona, un precio algo elevado para lo que estamos acostumbrados pero que a todos nos pareció muy razonable visto el nivel del restaurante, tanto de la cocina como de la sala, estupenda toda la noche, con un personal de lo más atento y amable, será que no estamos acostumbrados a sitios de tanta clase y nos parece extraño (je, je). Es por esto que me gustan tanto este tipo de iniciativas, ya que nos permite, a la "gente normal", acudir a locales que de otra manera serían prácticamente prohibitivos a nivel económico, por lo menos habitualmente claro, ya que no siempre puede darse uno un capricho de estos. De todas maneras, como este sitio me ha gustado mucho queda apuntado para una posible próxima ocasión especial.

El Racó d'en Cesc
http://www.elracodencesc.com/
C/ Diputació 201
08011 Barcelona
93 453 23 52 // 93 451 60 02 (mejor reservar)
de 13 a 16,30 y de 20 a 24 h excepto Domingos