sábado, 16 de marzo de 2013

Fonda España (2013)

 Por tercera vez en esta edición de la Restaurant Week 2013, acudimos a un restaurante que no conocíamos, y es que sobre todo para eso, son más que interesantes propuestas como esta. En esta ocasión nos acercamos a la Fonda España, restaurante del hotel del mismo nombre situado en una calle lateral del Liceo y asesorado/gestionado por el multi-estrellado Martín Berasategui.


 Nos tocó en suerte un mesa redonda, bien dispuesta, en un salón de techos obsoletamente altos y lámparas recargadas de las de antes. Con la decoración consiguen modernizar un tanto un espacio con solera y aires de tiempos pasados. Aunque íbamos con reserva de la web que monopoliza y gestiona esta edición de la Restaurant Week, nos ofrecieron la posibilidad de optar por la carta o por su menú nocturno, algo que no hicimos casi exclusivamente por pereza, pero que visto lo sucedido a posteriori tal vez hubiera sido una buena idea.

 Nos trajeron el pan cortado en el curioso recipiente que se puede ver en la foto, una bolsa de tela alta que si no excesivamente funcional, al menos era original. Para beber optamos por una botella de Mano a Mano, un tinto 100% tempranillo de la Tierra de Castilla y una copa de vino del que no recuerdo más detalles aparte de que era blanco.

 Como aperitivo nos trajeron unas pocas pero buenas olivas. En el menú lo anunciaban como mini-aperitivo de bienvenida y uno que es algo inocente se esperaba algo más sofisticado o más elaborado, pero aun así debo decir que no estuvo mal.

 El resbalón lo pegaron con lo que en el menú venía anunciado como fideos a la cazuela con sepia y almejas y luego resultó ser lo que al menos yo conozco como una fideuá, con los citados acompañantes además de venir desagradablemente (sobre todo por lo inesperado del hecho) coloreada con tinta (negra claro), vamos que si hubieran escrito en el menú que era una fideuá negra se hubieran acercado bastante más a la realidad que con el enunciado que pusieron. Por dejarlo claro no le pongo pegas ni a la elaboración, ni al sabor ni a la presentación del plato, que en general fueron satisfactorios, si no al engaño al que nos llevo la descripción del plato y que no hubiera sido demasiado grave, si no fuera por que una de las personas que lo pidió no soporta la tinta y, para complicarlo un poco más, tampoco es nada amiga de dos de los ingredientes del otro entrante que se podía elegir. Tal vez un personal de sala algo más ágil y atento podría haber salvado la situación, pero ni se dieron por enterados cuando retiraron uno de los platos prácticamente sin tocar

 Como es lógico, el clima decayó un tanto a partir de ese momento, y sin llegar a estropear la velada si logró enturbiar el ambiente lo suficiente para no pasar a nuestro recuerdo como una gran noche, casi lo contrario.
 El otro entrante era una sopa de tomate con langostinos, perlas de mozzarella y helado de albahaca, una especie de gazpacho muy bien secundado por sus guarniciones.

 Como ya es habitual en este tipo de platos fue servido en dos tiempos, primeramente llega el plato con los acompañamientos y luego sirven en la mesa el elemento líquido.

 Para el segundo plato también teníamos dos opciones, la primera era esta hamburguesa de carrillera ibérica con parmentier y ñoquis de patata. Muy jugosa la hamburguesa gracias a un acertado punto de cocción (o de falta de ella) y estupenda la patata, tanto la servida en forma de ñoquis como el untuoso puré, y potente el jugo de carne que rompía el color del plato.

 La otra posibilidad era el tataki de atún con shiitake y brotes frescos, un taco de buen atún poco hecho y presentado sobre un clásico lecho de verduritas , también cocinadas lo justo. Buen plato sin más.

 Aquí se puede apreciar el punto de cocción del atún, prácticamente crudo. ¡Bien!
 Para los postres teníamos que escoger entre dos nada imaginativas, aunque muy correctas, propuestas, la crema catalana en su presentación más clásica...

...y el coulant de chocolate, al que servía de contrapunto térmico un helado, creo que de turrón.

 Para acabar pedimos los cafés y la cuenta, que ascendió a 35 euros por cabeza. Si no hubiera sido por el incidente de la tinta hasta nos podría haber gustado, porque el espacio es agradable y la cocina está bien ejecutada, sin llegar a ser excesivamente artificiosa. El ambiente, trufado de extranjeros supongo que con posibles, hasta puede que huéspedes del hotel anexo, pero es lo esperable si te aventuras por la zona de las Ramblas.


Fonda España
http://www.hotelespanya.com/es/fonda-espana/
C/ Sant Pau, 9-11
08001 Barcelona
935.500.010 (mejor reservar)
De 13.00 a 16.00 y de 20.00 a 23.00 excepto Domingo noche

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