sábado, 14 de marzo de 2015

El Rebedor del Racó d'en Cesc (2015)


 Por tercer año consecutivo aprovechamos la celebración de la Restaurant Lover Week (aunque en años anteriores a esta iniciativa se le ha denominado de diversas y variadas maneras, y yo tengo agrupadas nuestras experiencias en este tipo de eventos bajo la etiqueta oportunity week) para acercarnos a este céntrico y clásico restaurante. Desde hace un tiempo básicamente es una oferta de menús a 25 euros más IVA que no incluyen la bebida por parte de una serie de restaurantes de nuestra ciudad y que deben ser reservados desde la web de reservas Atrápalo. Suelen realizar un par de campañas al año y la verdad es que en cada oportunidad se nos van los ojos directamente a buscar el menú ofrecido por el Racó d'en Cesc por lo bien que hemos estado y comido allí en las ocasiones anteriores.
 El aperitivo consistió en un huevo poché de codorniz con aguacate y brotes que diría que es el mismo que tomamos el año pasado y que volvió a estar muy bien.

 Éramos un grupo de cuatro personas y como es habitual en mí, suelo esperar a ver lo que piden mis compañeros de mesa para pedir algo diferente y así ver y probar más platos. En este caso descarté la crema de cebolla con parmesano y opté por el tartar de hamichi y salmón con tobiko y helado de pan con tomate. Supongo que el hamichi es el mismo pescado que descubrimos el año pasado en el Coure con el nombre de hamachi, y el tobiko son las huevas de pez volador muy habituales en la cocina japonesa, sobre todo en el sushi. El tartar estaba delicioso y realmente muy bien secundado por las tostaditas y el helado de pan con tomate, sorprendentemente sabroso. 

 Otra de las elecciones de la mesa fue esta coca de sardinas marinadas y escalibada con allioli, en una combinación acertada y algo más clásica.

 Y el último entrante que probamos fue el salteado de calamares, setas y calçots con romesco, con un producto impecable, como en todos los casos, y un resultado de nota alta.

 Siguiendo el mismo criterio que con los primeros platos, el de probar cuantas más cosas mejor, me olvidé de la merluza con salteado de espárragos, tomate y aceite de pesto, para centrarme en el plato más carnívoro que ofrecían, el meloso de ternera con risotto trufado de cebada y que fue todo un acierto. Muy rica la carne salseada con su jugo y sobresaliente el falso risotto que le hacía de acompañamiento, con un potente sabor a trufa.

 Dos de mis compañeros de mesa pidieron la hamburguesa de atún con xatonada de anchoas y olivas, que como se puede ver en la foto dejaron crudita por dentro ya que sólo la habían marcado en la plancha por fuera. La guarnición era una versión ligera de esa clásica ensalada de invierno cuyo origen se disputan varias localidades del Garraf y del Penedés

 Y el otro plato que llegó a nuestra mesa fueron estas alitas de pollo con salsa Teriyaki y salteado de habitas a la catalana. Las alitas llegaron ya deshuesadas, para que no tuviéramos que trabajar, y una vez más demostraron el dominio del recetario catalán clásico con unas habitas a la catalana excelsas.

 En los postres únicamente había dos opciones, una de ellas esta sopa de fresones con texturas de naranja que nos gustó bastante, aunque en mi caso era sencillo porque deben ser las dos frutas que más me gustan.

  La otra posibilidad era su versión del tiramisú, y que venía anunciada como bizcocho de chocolate, mousse de mascarpone y helado de café, jugando con diferentes texturas para los diversos componentes del clásico postre italiano. La probé y estaba bien, aunque no sería mi elección por buena que estuviese, ya que no soy su mayor fan ni mucho menos.

 Para beber tomamos dos botellas de agua, una copa de vino blanco del que no recuerdo ni marca ni procedencia, y una botella de este tinto joven de la Ribera del Duero que cumplió adecuadamente.

 La cuenta refleja los cuatro menús a 25 € cada uno, la botella de vino a 22 €, la copa de vino blanco a 4 € y las dos aguas, a lo que añadieron posteriormente el IVA en una práctica que no es que me guste mucho pero ante la que tampoco se puede hacer demasiado, al menos desde este insignificante foro. Al final la dolorosa lo fue algo menos puesto que la cena nos salió a unos 36 euros por persona, que no me parece nada caro dado lo bien que comimos y la categoría del local, con un servicio de lo más eficiente, como siempre.

El Racó d'en Cesc
http://www.elracodencesc.com/
C/ Diputació 201
08011 Barcelona
93 453 23 52 // 93 451 60 02 (mejor reservar)
de 13 a 16,30 y de 20 a 24 h excepto Domingos

sábado, 7 de marzo de 2015

Sitges Tapa de l'Any (2015)


 Desde hace ya unos años han proliferado, y se han hecho casi pesadas, las rutas de tapas por las distintas poblaciones de Catalunya, patrocinadas casi siempre por la principal marca cervecera de Cataluña, aunque haya excepciones que, como no, suelen contar con el apoyo de su competencia. El año pasado ya decidieron juntar a las tapas ganadoras de las distintas rutas para coronar a la, para ellos claro, mejor tapa del año 2013, y este año han vuelto a repetir la experiencia aunque con unos meses de retraso, ya que se supone que se está eligiendo la mejor tapa del 2014 y ya estamos en Marzo de 2015. Con esa finalidad reunieron en Sitges a todos los cocineros de los locales ganadores de las rutas celebradas durante ese año y coronaron al ganador en un evento realizado en un conocido hotel de la localidad. Lo que a nosotros más nos interesa de este evento es que una serie de locales de Sitges, que suelen ser los que habitualmente participan en el concurso de la localidad, se ofrecen a "acoger" a las tapas provenientes de otros lugares conformando así una ruta de las mejores tapas, o una ruta premium que se diría ahora.
 La novedad de este año es que un jurado seleccionó las doce mejores tapas en una especie de semifinal y ese fue el número de tapas elegidas que se ofrecían en la ruta. Como además se ve que había más locales que tapas, la gran mayoría de éstas se podían degustar en dos locales diferentes. Aunque cuando nosotros llegamos, que fue el último par de días que se celebraba el evento, una de las tapas ya no estaba disponible porque los locales que la servían, los dos Eguzki, se habían retirado de la ruta por el, se ve que pobre, resultado obtenido al replicar la tapa que habían elegido, o les habían adjudicado.
 Nosotros estuvimos en Sitges el sábado y el domingo haciendo la ruta con dos grupos de amigos distintos, por lo que el segundo día ya sabíamos más o menos lo que nos íbamos a encontrar y cuando nos fue posible intentamos variar de local para probar las dos versiones de cada tapa y cuando no repetimos versión, que tampoco estuvo mal porque todas estuvieron a muy buen nivel.
 Empezamos el sábado a mediodía en la Cañateca-Prado donde un personal desbordado y también algo desorganizado, nos sirvió por etapas (originario del restaurante Tapes&Tapes de Reus) el arroz caldoso de pescado que anunciaban con gelatina de caldo y caviar de pimiento verde y rojo, y que venía rematado por una gamba. Estaba bastante bueno pero los citados complementos no se vieron por ningún sitio y no salimos nada contentos de allí porque creo que no es de recibo que tarden más de 20 minutos entre servir la primera y la última tapa, ¡y eso que sólo éramos cuatro personas! Una lástima porque hemos estado allí en muchas ocasiones y nunca nos había pasado nada ni remotamente parecido.
 Intentamos ese mismo día ir a probar la versión de esta tapa que hacía el Pic-Nic del paseo marítimo pero llegamos cuando ya había cerrado la cocina, y al día siguiente nos dio pereza llegarnos hasta allí, vagos que somos.
 Seguimos con la tapa que había ganado el premio del jurado en la gala que se había celebrado el domingo anterior, proveniente del restaurante Arume de Barcelona, llamada pulpo atlántico y que consistía en pulpo frito con espuma de algas, ajada y lima. Lo probamos en La Kassoleta y nos gustó tanto que repetimos al día siguiente, aunque también es cierto que nos motivó aún más el hecho de que cuando intentamos probar la versión que había hecho el Bar Ullo nos encontramos que ya habían acabado con las existencias y ya no la servían más.

 Otra tapa de la que sólo probamos una versión, pero dos veces, fue el "bacallà i no va dir res" del restaurante Antull de Reus. Eran unas tostaditas de pan sobre las que venían unos dados de bacalao confitado, con flan de pimientos del piquillo y espuma de su pil-pil, en una combinación que ganaba si la tomabas de un solo bocado, degustando todos los ingredientes a la vez. El primer día elegimos probarla en el Pinxet y descartar el Izarra, y al día siguiente con nuevos compañeros de viaje volvimos a tomar la misma decisión.

 Continuamos nuestra ruta con la carrillera creada por el restaurante bar Mantxego de Barcelona, para lo que nos acercamos a La Granja del Sitges, en el carrer Major. Se trataba de un guiso de carrillera de cerdo con patatas y crema de almendras, en un platillo que hizo nuestras delicias, muy bueno.

 En la otra Granja de Sitges, en la calle Parellades, servían la focaccia de meloso de secreto ibérico originaría del restaurante La Catedral de Tarragona. Sobre un trozo de focaccia, como si fuera un montadito, anunciaban un trozo de meloso de secreto ibérico al vermut con hummus de berenjena, mermelada de dos pimientos y un toque de chocolate blanco. La verdad es que se trataba de un buen trozo de focaccia pero ni la carne ni las salsas destacaban demasiado.

 De allí pasamos a Los Vikingos donde pudimos tomar la "Crème brûlée de foie" proveniente del restaurante La Marineta de Mataró y definida como un bote de confitura con crema de foie y “cositas” por encima, acompañado de tostaditas y un tubo de crema de cerveza. Más que un bote se trataba de un vaso de chupito y el tubo que parece de dentífrico contenía una salsa de cerveza que debíamos repartir sobre el pan y que aportaba un agradable toque amargo al conjunto. Nos gustó mucho tanto el sábado como el domingo, en el que repetimos ya que esta era la única tapa que sólo servían en un único local.

 Un poco más abajo, en la parte final del "carrer del pecat" se encuentra el local Dehesa Santa María, perteneciente a una cadena especializada en chacinería y en el que acogían una tapa proveniente de El Prat de Llobregat, y más concretamente del restaurante Casino Café, que llevaba por nombre "Rollito de alma Potablava" y que se anunciaba como un rollito de carne de pollo “potablava” con salsa de mermelada de manzana y hierbas aromáticas. Como se ve en la foto era un envuelto de pasta brik o similar en cuyo interior se hallaba el pollo, y que casi se podría considerar una versión moderna de una croqueta de pollo. Estuvo resultona pero casi diría que fue de las tapas más sencillas, que no malas, que probamos. El otro local donde servían esta tapa era la Taberna Guria a la que hace tiempo que no vamos por divergencias personales, digamos que, con la filosofía del local, por lo que sólo probamos esta versión de la tapa.

 Desde el restaurante Cal Xirricló de Balaguer llegó hasta Casa Tecla el "Biquini al estilo Xirricló", un biquini de panceta crujiente y queso fondant suave con trufa, y en el que entre dos rebanadas de buen pan tipo payés, estaba la anunciada panceta con queso fundido, y para rematarlo encima habían puesto queso rallado tipo parmesano y trufa también rallada, resultando en un bocadillo de lo más sabroso. Nos gustó tanto que ya os digo que más tarde fuimos a probar la versión del Nieuw Amsterdam, y que al día siguiente repetimos en los dos sitios.

 Habíamos intentado iniciar nuestro periplo de ese día en el Xampú Xampany pero cuando llegamos a mediodía ya no servían más tapas (creo que nos dijeron que por problemas logísticos), por lo que más tarde volvimos a probar su "Petit Suisse de alcachofa Prat", un vasito con una muy buena parmentier de patata y alcachofa, rematada con un huevo de “potablava” poché, dados de butifarra del Berguedà y “migas” de pan ecológico. Estaba muy rico el puré de patata y alcachofa y estaba bien complementado por el huevo y las carnes. Nos gustó mucho.

 Otra tapa proveniente del Prat, y de hecho del mismo restaurante, el Ona Nuit, era este trifásico de Potablava, donde en otro vasito tipo cortado nos sirvieron una especie de crema de pollo rustido con salsa de setas y cremoso de patata, que era casi como el interior de una croqueta. Lo probamos el sábado en La Incidencia del Factor Vi y el domingo repetimos porque llegamos tarde a probar el del Louis Se Va, al que ya habían acudido nuestros compañeros de ruta, y que comentaron que les había gustado más.

 Pasamos por la puerta de Casa Hidalgo y como no había cola (algo realmente extraño puesto que se trata de un restaurante-restaurante y la barra dedicada a servir las tapas es poco más que testimonial) entramos a probar su llamativa "Pasión por la olla Aquelarre" proveniente del restaurante Firo Tast de Barcelona. Decir para empezar que la presentación difería enormemente de la que se podía ver en la foto del folleto, en la que venía anunciada como una cazoleta de manita de cerdo rellena con morcilla, langostino y manzana; ragú de golden enoke, arroz vietnamita y escamas de atún en movimiento, acompañada de “refresca bocas” de maracuyá. En realidad nos sirvieron un plato con un guiso de manitas de cerdo, morcilla, langostino y manzana con unas escamas de katsuobushi, que estaba realmente bueno y eso que lo dice alguien que no aprecia demasiado el ingrediente principal de este plato. Los golden enoke y el arroz nos los vimos por ningún lado y personalmente obvié la pipeta con maracuyá que en teoría servía para limpiar el paladar y refrescar la boca (¿?). 

 Para terminar por ese día, y como ya he desvelado antes, nos fuimos hasta uno de nuestros locales de referencia en Sitges, el Nieuw Amsterdam a probar la otra versión del Bikini al estilo Xirricló. En esta ocasión la panceta estaba algo menos hecha, y por lo tanto menos crujiente y más blandita, y no llevaba trufa por encima, pero de todas maneras nos gustó mucho, aunque tal vez algo menos que el que habíamos probado en Casa Tecla.

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 Al día siguiente retomamos la ruta con nuevos bríos y nuevos compañeros de viaje, aunque llegamos algo tarde ya que cuando nos reunimos con ellos ya habían pasado por el Louise Se Va y por la Cañateca-Prado.
 Ya todos juntos nos fuimos hasta La Formatgeria de Sitges a probar su versión de la focaccia de meloso de secreto ibérico, y resultó ser un bocado más fino y algo más pequeño que el que habíamos degustado el día anterior en la Granja de Sitges. Diría que casi todos los ingredientes estaban en menor cantidad (sobre todo la carne) pero a mí me gustaron más, fue algo así ver los lados de la relación cantidad-calidad.

 Volvimos a probar el pulpo atlántico de la Kassoleta, como también repetimos las tapas en el Pinxet, Los Vikingos, Casa Tecla, La Incidencia del Factor Vi y el Nieuw Amsterdam, por lo que me los saltaré y no os aburriré reiterando lo ya dicho.
 El Cable fue el siguiente sitio que visitamos y a esas horas estaba ya abarrotado, supongo que por la poco usual confluencia de parroquianos habituales, los seguidores de la ruta de la tapa del año y los que fueron a ver el partido del Barça, que ese domingo jugaba en horario matinal. Tras hacernos con un pequeño trozo de barra gracias al uso indiscriminado pero efectivo de los codos, pudimos probar su versión de la "Pasión por la olla Aquelarre", en una presentación más clásica de unos pies de cerdo rellenos, con las escamas de bonito seco y la innecesaria pipeta de maracuyá, que volví a ignorar.

 Aparte de que se nos rompiese el huevo por lo que nos sirvió de untuosa salsa, poca diferencia encontramos entre esta versión del Petit Suisse de alcachofa Prat con la que nos encontramos en La Guineu y la que habíamos tomado el día anterior. Nos volvió a gustar mucho.

 En cambio sí que fue bastante diferente la presentación de la carrillera que nos sirvieron en el Café Bar Roy de la que habíamos visto en La Granja del Sitges, con una carne algo más seca pero también más abundante, al igual que el puré de patata. Se trataba de la propuesta tal vez menos creativa de todas pero como en los dos casos estuvo bien ejecutada no desentonó en absoluto del resto de tapas finalistas. 

 Como a esas alturas ya empezábamos a tener hambre de verdad, improvisamos aquí una comida ligera con algunas cosillas más para encarar con fuerzas la parte final de nuestro recorrido, aunque para nosotros ya fue por terrenos trillados porque a partir de ese momento ya no pudimos probar tapas nuevas, sino que solo pudimos acompañar a nuestros amigos cuando lo hacían en sitios en los que nosotros ya habíamos estado el día de antes.
 Al final conocimos las once tapas finalistas del certamen que estaban disponibles ese fin de semana (tras el abandono de la ruta de los locales Eguzki), y más concretamente probamos 16 versiones de las 21 posibles, repitiendo en unas cuantas, en un fin de semana fantástico disfrutando de la siempre agradable Sitges. De hecho ya esperamos con impaciencia la celebración de una nueva edición de su ruta de tapas para tener la excusa perfecta para volver.