miércoles, 13 de agosto de 2014

Momos (2014)


 Aprovechando nuestra presencia en Gracia en los días previos al inicio de sus fiestas volvimos a acercarnos a este restaurante de cocina asiática, y en esta ocasión formando parte de un grupo numeroso, de diez personas, que dicho sea de paso, obligó a la logística del restaurante a estirarse hasta los límites de la confortabilidad, vamos que la mesa se nos quedó algo pequeña y al avanzar la noche se produjo algún que otro momento de agobio dadas las estrecheces que sufríamos, aunque tampoco es que fueran totalmente achacables al restaurante y mucho menos a su más que amable personal, que hicieron lo posible por adaptarse a nuestra volubilidad, ya que inicialmente era una reserva para seis comensales, que aumentó el mismo día de la reserva a ocho y que aún más tarde llegó hasta las mencionadas 10 plazas. Así que hicieron lo que pudieron por acomodarnos lo mejor que pudieron. 
 Una vez mencionados los inconvenientes de nuestro amplio número paso a celebrar su más agradable ventaja, que no es otra que la de permitirnos degustar un mayor número de platos de este restaurante, a diferencia de nuestra última visita en pareja (y que podéis ver aquí), en la que nos vimos bastante limitados a la hora de elegir la comida. En esta ocasión además, nos pusimos por completo en manos del camarero que nos atendió, al que dimos carta blanca para que fuera trayendo platos a la mesa según su particular criterio para acabar conformando algo parecido a un menú degustación.
 Empezamos con una (de hecho fueron tres, como de la mayoría de platos que nos trajeron) ensalada de algas japonesas, mango y sésamo, a la que llegué algo tarde a hacer la foto y que nos gustó bastante, siendo un inicio de la cena fresco y sabroso.

 Seguimos con el pollo rebozado con sésamo que venía acompañado por una mayonesa un poco (muy poco diría yo) picante. Estuvo bien pero era algo más normal y conocido para todos.

 Seguimos con un plato que nos gustó mucho la última vez que estuvimos aquí, la berenjena a la Shanghai, una especie de tacos con tortillas de maíz rellenas de un soberbio guiso de berenjenas bastante especiado, muy rico.

 Seguimos con la especialidad de la casa, o al menos el plato que le da nombre, los momos, esa especie de empanadillas orientales también llamadas dumplings. Nos trajeron uno a cada uno de tres de las cuatro variedades que ofrecen en la carta, a saber: los vegetales, los de gambas y vegetales, y los de setas, bambú de agua y cerdo, y no sabría decir cuál es mejor, en todo caso todos están estupendos. Sólo nos quedaron por probar los de carne de cerdo con vegetales que creo que probamos en nuestra primera incursión en este local y que también nos convencieron totalmente. 


 A continuación nos sirvieron unas fuentes con arroz de pescado, que rebuscando en la carta supongo que debe ser el llamado "arroz frito Sr. Xù", que anuncian con soja, calamares y gamba. Le pasó como al pollo de antes, que no estaba nada mal, pero al ser un plato más corriente o al menos que ya habíamos comido algo similar en otras ocasiones, no nos sorprendió tan gratamente, siendo más para llenar, y eso que estaba realmente bien.

 Seguimos con un clásico de la cocina thai, los pad thai, unos fideos salteados con pollo y vegetales, a los que se les puede añadir al gusto cacahuetes, lima y guindilla. A nosotros nos gustan mucho los fideos orientales y estos no fueron una excepción, ni mucho menos.

 Empezamos a ver que la cena llegaba a su fin con este estupendo tataki de ternera, prácticamente crudo, servido con un poco de sal y una salsa creo que de soja, que no hacían demasiada falta, ya que la carne sola ya constituía un magnífico bocado.

 La última entrega "salada" fue el pollo con setas en una gloriosa, dulzona (de ahí las comillas de antes) y muy adictiva salsa teriyaki, tanto es así que cuando dimos buena cuenta del pollo la emprendimos con la salsa, y como aquí no hay pan (todo un fallo, lo sé), utilizamos las cucharas de servir para atacarla.

 En este momento se acercó el camarero para preguntar si queríamos alguna cosa más, y ante la división de opiniones sobre la conveniencia o no de tomar postres se optó por la salomónica decisión de pedir unas trufas con jengibre y naranja para que hiciesen las veces tanto de postre como de petit fours para acompañar los cafés. Como cualquier aprendiz de CSI habrá notado, cuando llegué a hacer la foto ya se me había adelantado un sospechoso que había tomado posesión de su trufa.

 Para beber nos tomamos tres botellas de un vino blanco de Rueda, variedad verdejo por supuesto, y otras tres de un tinto de la Ribera del Duero, que podéis ver en la foto y que cumplieron más que sobradamente su función.

 Al final la cuenta subió a casi 35 euros por cabeza pero dado lo bien y mucho que comimos (y sobre todo que bebimos), no me parece demasiado caro, manteniendo en todo lo alto nuestra ya elevada opinión de este restaurante. Esperemos que no tengamos que volver a necesitar la excusa de las fiestas de Gracia para volver a visitarlo.

 Dejo una foto que hice al salir a la carta que tienen expuesta en la calle para que podáis ver la variedad de platos que ofrecen, aunque lamento que algunos no se puedan ver por el reflejo del flash, que me vi obligado a utilizar por el ambiente íntimo (esto es oscuro) que impera en el local, pero es que no suelo ponerlo y no me acostumbro a usarlo, 

Momos
http://www.momosbcn.com/
C/ Martínez de la Rosa, 71
08012 Barcelona
932 185 327 (mejor ir con reserva y más si sois un grupo grande)
de Lunes a Miércoles de 20:00 a 23:30 h. y de Jueves a Sábado de 20:00 a 24:00 h.