viernes, 20 de octubre de 2017

Coure (2017)




 De nuevo estábamos de celebración y decidimos volver a este restaurante del pasaje Marimón donde tan bien lo habíamos pasado es ocasiones anteriores, y para ello reservamos en su barra, que casa más con nuestro carácter, aunque también es verdad que la planta inferior solo la he pisado para ir al lavabo, pero me da la impresión de ser demasiado seria para nosotros. Como esta también es una reseña recuperada del baúl de los trastos olvidados, hace demasiado tiempo de nuestra visita para recordar con detalle los platos, pero la verdad es que todo lo que he comido en esta casa me ha gustado, de bastante para arriba.
 Mientras leíamos la carta nos trajeron unos bastones de pan para entretener la espera, y empezamos nuestra interacción con nuestras camareras, Sara y Marcia, que nos atendieron de fábula toda la velada. Da gusto tener un servicio tan agradable y da mucha pena que sea algo a destacar, en lugar de que sea algo habitual, pero ya se sabe cómo está el sector en nuestra ciudad.

 Como nuestro interés por el vino es poco más que superficial, nos aprovechamos que en esta casa suelen tener una buena variedad de vinos a copas y pedimos un par de vino blanco, y nos trajeron una de un verdejo llamado Cucú y otra de un ribeiro, Ramón do Casar, que cumplieron su cometido de manera excelente. Otra cosa es que nos cobraran cada copa a 5€ y las botellas salgan en internet por unos 9€ la primera y sobre los 11€ la segunda, pero esto es una batalla perdida.

 Empezamos con la caballa escabechada, lentejas en ensalada y hojas silvestres, en un buen entrante, en el que unos puntos de mostaza reforzaban el escabeche, algo que agradecimos como amantes de los sabores avinagrados, pero que entiendo que puede ser excesivo para los que no lo sean.

 Otro entrante que mezclaba verduras con pescado eran los puerros tiernos, bonito marinado, tofu de mostaza y nuez de macadamia. También nos gustó mucho.

 Fuera de carta y como plato del día nos ofrecieron estos magníficos ceps con butifarra del perol, en otro gran plato de buen producto sin mucha más historia, pero es que no le hacía falta nada más.


 Seguimos con una cremosa y fabulosa brandada de bacalao, con calabacín, patata y cebolla, muy rica.

 En esos momentos pedimos otra copa de vino, y nos trajeron este blanco sin crianza del Penedés, de xarel·lo matizado con macabeo. La copa nos costó 5,50€ y la botella está en internet sobre los 10€.

 Como plato principal y para terminar con la parte salada de la cena volvimos a echar mano de los platos del día y pedimos el cogote de merluza a la donostiarra, y nos encontramos con esta enorme pieza de pescado que nos costó terminar, preparada a la manera tradicional, con un refrito de ajos y guindillas. ¡Tremendo!

 Aunque estábamos bastante llenos aún nos quedó sitio para la torrija con helado de toffee y crumble.

 Al final la cuenta subió a algo más de 56€ por cabeza, lo que evidentemente no se puede calificar de barato, pero dado lo bien que comimos y lo magníficamente que fuimos atendidos tampoco puedo decir que me parezca caro. Además pedimos bastante comida e incluimos dos platos de las recomendaciones del día, que suelen ser algo más caras que los platos de la carta, aunque también es verdad que merecen la pena. Dada la factura final no es un sitio al que podamos acudir con la frecuencia que nos gustaría, pero sin duda es uno de nuestros restaurantes favoritos y siempre salimos más que satisfechos de él.

 Dejo foto de la carta de ese momento, más que nada para que quien no lo conozca tenga idea del tipo de cocina que practican y del rango de precios en el que se mueven, ya que como la van cambiando con regularidad lo más seguro es que ya no se parezca demasiado.

Coure
http://www.restaurantcoure.es/
(web extraña con muy poca información pero con vídeos de algunas de sus recetas)
Passatge Marimon 20
08006 Barcelona
932 007 532 (obligatorio reservar, sobre todo en la barra)
de Martes a Sábados de 13 a 16 h y de 20 a 0:30 h

sábado, 9 de septiembre de 2017

La Estrella (2017)


 Sigo recuperando reseñas antiguas, a medio escribir desde hace meses, y en esta ocasión le toca el turno a este pequeño y casi escondido restaurante, situado al lado de la estación de Francia y que es uno de nuestros favoritos, aunque no lo visitamos tanto como debiéramos, y que ahora compruebo con sorpresa que no lo tengo publicado en el blog. Supongo que en parte es porque lo tenemos bastante a mano y siempre lo dejamos para "otro día" y ese día tarda en llegar, y por otra parte creo que le perjudica ser un restaurante "normal", por lo que se queda para cuando no tenemos antojo de japonés, o de mexicano, o de vaya usted a saber lo que nos apetece en ese momento.
 Diría que esta fue la primera vez que íbamos después de la merecida y necesaria renovación estética que le han dado al local, más en la línea de decoración nórdica que se ha puesto de moda. Otra moda moderna que han adoptado es la de servir agua filtrada, ¡y cobrarla!, que ya no sé qué es peor, si esto o que los restaurantes sólo tengan botellines pequeños de agua y los cobren a precio de oro.
 Como ya conocíamos la casa, le hicimos un caso relativo a la carta, ya que ya sabíamos que al poco vendría el propietario a cantar a pie de mesa los platos del día, siempre muy apetecibles y en amplia variedad de propuestas, tal que hace que cuando acabe la retahíla ya le estés pidiendo que te recuerde de nuevo los primeros que ha cantado. No se indican los precios, pero salvo raras excepciones con productos muy top, están en el mismo rango de precios que los de la carta por lo que tampoco te llevas sorpresas desagradables a la hora de pagar.

 Como aperitivo nos sirvieron estos canapés de queso fresco con champiñones, frescos y sabrosos, aunque eso sí, nada glamurosos.

 Para seguir, pero ya a petición nuestra llegaron las croquetas de ceps, con una textura cremosa y de magnífico sabor, aunque como personalmente soy un entusiasta de las setas, tengo que reconocer que mi criterio está bastante sesgado.

 Aunque pedimos dos primeros y dos segundos, ya avisamos que era todo para compartir y nos fueron trayendo los platos de uno en uno. Empezamos con la ensalada de alcachofas, jamón de pato y foie que nos gustó mucho, pero es que si los ingredientes son de calidad como es el caso de esta casa, es bastante fácil acertar.

 Siguiendo con mi particular obsesión con las setas pedimos el revuelto de bacalao y trompetas de la muerte, como una tortilla de bacalao enriquecida por las setas. No recuerdo de que era el crujiente ni si le aportaba al plato algo más allá del aspecto visual.

 El primer plato principal que llegó fue la merluza rellena de vieiras y envuelta con papada ibérica, muy, muy rica, en una elaboración ya clásica de la casa, aunque su especialidad son los bacalaos y siempre hay unos cuantos para elegir.

 El otro plato principal que tomamos fue el atún a la plancha con sal ahumada y tomate confitado, con un gran producto pero en una preparación más sencilla.

 Donde suelen dar rienda suelta a la creatividad en esta casa, es en el apartado dulce, con cosas muy sorprendentes. En esta ocasión no arriesgamos demasiado y tomamos un único postre a compartir, que fue el helado de queso de cabra, una variante curiosa y que nos gustó bastante.

 Para beber tomamos un par de copas de vino blanco y una de tinto, ambos de la casa, y la botella de agua ya mencionada, y terminamos con nuestros habituales cafés con hielo. Sé que cuidan el tema del vino y tienen una carta inusual pero atractiva, pero ya se ve que nosotros no le hacemos demasiado aprecio, en gran medida por falta de paladar.
 La cuenta al final nos quedó por unos 47€ por persona, que no nos pareció caro dado lo bien que comimos, sobre todo gracias al excelente producto con el que trabajan, y la exquisita atención de la que fuimos objeto. Diría que siempre que he ido ha estado el mismo personal, lo que da señal que se trata de un restaurante familiar con la implicación e interés que ello conlleva, por lo que lo seguiremos teniendo en cuenta para esas ocasiones en las que queremos celebrar algo, dándonos un capricho disfrutando de su estupenda cocina de mercado


La Estrella
http://www.rst-laestrella.com/
c/ Ocata 6
08003 Barcelona
933 102 768 (mejor reservar)
De Martes a Sábado de 13:30 a 16 h y de 20:45 a 23:30 h

sábado, 26 de agosto de 2017

Aiueno (2017 bis)


 De nuevo aprovecho que retomo el blog con entradas nuevas para recuperar del olvido un post antiguo. Esta era nuestra segunda visita (aquí se puede ver la primera) a este restaurante japonés, de los creadores del Can Kenji, y situado en la acera de enfrente, y en esta ocasión fuimos 4 comensales.

 Aunque también pedimos agua y alguna que otra cerveza, nos bebimos una botella de este vino blanco alemán, elaborado con uvas de la variedad riesling y que nos gustó mucho. Buen vino.

 Para empezar pedimos el paté de caballa, exquisito y escaso, ya que su tamaño es exiguo, aunque se podía imaginar por el precio. En cualquier caso fue un magnifico aperitivo.

 Seguimos con la ensalada de tataki de atún, un plato que ya conocíamos de nuestra anterior visita, y que, siendo sencillo, nos volvió a gustar mucho.

 Probamos las albóndigas de tofu y alga hijiki en caldo dashi, a las que personalmente no les encontré la gracia, pero es que el tofu y yo no nos llevamos nada bien. Para mí lo mejor fue el caldo dashi.

 Seguimos con el karaage de caballa, que tal vez fue el plato más flojo de los que probamos. La técnica del karaage es similar a la de la tempura, aunque con un rebozado más ligero.

 Los shumai de langostino, cerdo y vieira al vapor ya los habíamos probado, y siguen estando tan estupendos como la vez anterior, tanto que si me descuido fotografío el plato vacío. Platazo.

 Tres cuartos de lo mismo pasó con los falsos canelones crujiente de ceps, que cuando quise hacer la foto ya solo quedaban los restos. En todo caso, tanto este plato como el anterior, se pueden ver en el post de nuestra primera visita.

 Como esta vez tenía un par de cómplices carnívoros pedimos este muslo de pollo al vapor en vinagreta de miso picante, que tampoco es que picase demasiado, aunque el pollo estaba de lo más sabroso.

 También probamos la presa ibérica en salsa de reducción de Oporto, un plato nada japonés pero que estuvo muy rico, bien la carne y mejor la salsa de Oporto, y perfectamente acompañados por el puré de patata con tirabeques.

 Por último antes del sushi, recuperamos un plato que ya habíamos probado en la casa madre, Can Kenji, como es la tempura de setas y verduras, estupenda como siempre. 

 De un tiempo a esta parte obviamos los surtidos de sushi que ofrecen los restaurantes y, si es posible, nos hacemos uno a medida pidiendo los niguiris que más nos gustan a cada uno de nosotros. En una primera entrega llegaron los niguiris de gamba, calamar y ventresca de atún (toro).

 Y en una segunda tabla llegaron los niguiris de anguila. Tanto estos como los anteriores nos gustaron mucho y nos parecieron de gran nivel, dejando evidente que las ganas de innovar y de buscar nuevos platos no están reñidas con bordar las elaboraciones más clásicas, más bien al contrario.

 No solemos pedir postres en los restaurantes japoneses, pero supongo que estábamos tan a gusto que quisimos alargar la velada y pedimos uno cada uno para hacer una especie de degustación. Ya avanzo que nos gustaron todos bastante, dejando en mal lugar nuestros (más que infundados) prejuicios contra la repostería nipona. El brownie de jengibre estaba bueno, pero un adicto al jengibre como yo, echó en falta un poco más de tan apreciado rizoma.

 Los carquiñolis de matcha (té verde) y umeshu estaban mejor que lo que nuestros atrofiados cerebros se atrevieron a vaticinar, en otra acertada fusión catalano-nipona, de las que tan acostumbrados nos tienen en esta casa.

 Otro ejemplo de lo comentado es este pastel de queso con miso y mousse de edamame, muy rico.

 Y por último algo tan poco japonés como una tabla de quesos con membrillo, aunque creo recordar que éste último era de melocotón, por hacerlo diferente supongo.

 Para terminar pedimos unos cafés con hielo, y nos los sirvieron de esta guisa.

 Al final el darse un homenaje como este que nos dimos tiene un precio, y en este caso la cuenta subió hasta los 36,50€ por cabeza, algo más de lo habitual, pero es que pedimos mucha comida, un vino decente y, encima y además, postres, con lo que es lo que cabía esperar. Resumiendo se trata de un muy buen restaurante japonés, nada clásico ya que combina elementos de cocina catalana a un precio más que adecuado.

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 Actualización:

 Hemos vuelto de nuevo a este restaurante en marzo de 2018 y nos hemos encontramos con la sorpresa, no del todo agradable, que la carta había sufrido una remodelación bastante radical, y en la que cuesta encontrar platos ya conocidos (y en algunos casos poco menos que alabados por nosotros). Evidentemente hay una cara positiva, y es una buena cantidad de nuevas propuestas que descubrir, pero en esa primera visita tras el cambio, nos pesó más la desilusión por la pérdida de viejos conocidos que la alegría de los nuevos descubrimientos. Tendremos que volver para retomar antiguas sensaciones.
 Os dejo la nueva carta, que posiblemente ya esté algo obsoleta, por lo que siempre se puede consultar la actual en la página web del restaurante.


Aiueno
http://aiueno.com/
c/ Rosselló 296
08037 Barcelona
93 328 37 11 (hay que reservar o tener mucha suerte)
De Lunes a Sábado de 13 a 15:30 h y de 20:30 a 23:30 h

sábado, 18 de marzo de 2017

Semproniana (2017)


 Otro post recuperado del olvido tras meses en dique seco es la visita que hicimos al restaurante Semproniana con motivo de una nueva edición de la "Ruta del bacallà" y en la que una serie de locales de Barcelona ofrecían un menú clásico de primero, segundo y postre, basados en el bacalao a precios diversos, y en los que se incluía una cerveza Inedit, dado que patrocinaba el evento. 

 La verdad es que me gustaba más este sarao cuando los restaurantes (o al menos algunos de ellos) tenían menús tipo degustación, en los que podías probar 4 o 5 platos. En esta ocasión este era nuestro menú con dos opciones en cada entrega.

 Siempre me ha gustado la decoración de este local, en el que usan escurridores como portavelas, entre otros muchos detalles.

 El aperitivo clásico de la casa son unos ajos encurtidos con hierbas, muy buenos y nada agresivos.

 En esta ocasión las cervezas venían en formato individual de tercio de litro, la habitual y socorrida mediana, aunque sea de la variedad premium de Damm. El pan era estupendo y tuvimos que pedir que nos lo repusieran.

 La verdad es que no recuerdo que era este entrante que nos pusieron, más allá de una especie de pan de gambas con polvo de jamón, sobre una crema que no recuerdo de qué era.

 El trinxat con crujiente de cerdo era una versión bastante clásica de este conocido plato de la cocina catalana, con dos estupendos trozos de tocino frito enriqueciendo la col con patata de la base.

 La ensalada ilustrada de alcachofas estaba muy bien, con tiras de calçots y hojas variadas, y muy bien aliñada.

 De las dos opciones del plato principal yo me quedé con el bacalao con pil-pil de ceps i migas. Por ponerle un pero, yo hubiese preferido un poco más de salsa de ceps, primero porque estaba muy buena y luego porque las migas resecaban demasiado el plato.

 La otra posibilidad era este visual bacalao con mermelada de olivas negras. Solo lo probé y también me gustó.

 El postre que yo elegí fue este correcto pastel de limón.

 Mi pareja le había echado el ojo en la carta a un postre de chocolate (aunque ahora no sé si era un brownie o un coulant) que no estaba incluido en nuestro menú, y muy amablemente se prestaron a cambiárselo tras su petición. ¡Muchas gracias!

 La cuenta ascendió a unos 35 € por persona, tras añadirle al menú un par de aguas y los cafés que tomamos para terminar. La verdad es que siempre que hemos venido a este sitio nos lo hemos pasado y hemos comido muy bien, por lo que supongo que el que vengamos tan de tanto en tanto sólo puede achacarse a que nos cuesta salir de nuestra zona de confort.

Semproniana
http://www.semproniana.net/
c/ Rosselló 148
08036 Barcelona
934 531 820
Todos los días de 13:15 a 16:00 y de martes a sábado de 20:30 a 23:00