Tras un intento fallido hace un par de fines de semana, volvemos a esta pequeña y sencilla casa de comidas japonesa con un estricto horario de turnos para cenar (a las 22:30 tienen que haber salido los del primero), lo que puede ser un tanto incómodo en ocasiones. Disponen de varios menús pero siendo cuatro optamos por pedir de la carta para poder probar más cosas, ya que algunos platos de los menús son algo repetitivos.
Empezamos con un misoshiru sencillo y reconfortante y con una sopa de ramen contundente, casi para dos o tres personas, muy rica también. Pedimos unos edamame picantes para probarlos pero se habían terminado y nos tuvimos que conformar con unos normales, menos salados que en otros sitios. Desde que descubrí los takoyaki o "buñuelos de pulpo" los pido casi siempre que puedo, y los de aquí están bastante bien, lo mismo que las gyozas, siempre resultonas. También la berenjena a la parrilla (yakinasu) estuvo muy bien, aunque el hecho de venir sin trocear y nuestra poca pericia con los palillos dificultó su ingesta. El okonomiyaki o pizza japonesa es un plato más contundente y muy sabroso difícil de encontrar en otros restaurantes japoneses de Barcelona. El carpaccio (no se llamaba así pero básicamente es lo que era) de ternera con mostaza y el tataki de atún estuvieron magníficos, con especial mérito para el aliño del carpaccio. Los fideos yakisoba son un plato que pedimos siempre que comemos en un japonés y aún no he encontrado unos que no me gusten, aunque también es complicado que me entusiasmen. Como plato más contundente pedimos el oyakodon, un cuenco de arroz coronado por pollo desmenuzado y huevos, muy rico. Por último llego a la mesa, cuando ya no quedaba ni pizca de apetito, un flan (no se llamaba así pero ya no me acuerdo del nombre en japonés) de espinacas, gambas y algo más (¿setas?) que no recordaré con especial cariño, tal vez por la saciedad ya mencionada que padecíamos a esas alturas.
En resumen un carrusel de platillos que supuso un pequeño festín y del que podíamos haber prescindido de un par de platos sin ningún problema. Para beber nos tomamos 6 copas de cerveza entre los cuatro y prescindimos de los postres para tomarnos dos carajillos, un café con hielo y un té de arroz (creo que se llama matcha) y que cada día me gusta más. Al final unos 22 euros por cabeza por una copiosa cena japonesa, nada lujosa eso sí, pero auténtica y muy sabrosa. Un local sencillo y humilde donde conocer y disfrutar de la cocina japonesa más allá del sushi y la tempura (que también tienen, ojo).
www.ikkiu.net (en construcción)
https://www.facebook.com/pages/Ikkiu-Barcelona/249464305174917
C/ Princesa 11
08003 Barcelona
933 19 28 26 (mejor reservar)
Lunes-Sábado: 12:00 - 22:30
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